El valor de las virtudes humanas. La Constancia

15.- Constancia

Es el hábito de actuar continuamente para la consecución de un objetivo que conduce al bien personal y/o colectivo, a pesar de las dificultades y sobre todo la rutina.

Esta virtud es hermana de la FORTALEZA y es realmente heroica, porque se trata de vencer la resistencia a realizar pequeños esfuerzos que traen pequeños o nulos reconocimientos en el corto plazo; más aún, la persona constante realiza continuamente pequeñas y simples tareas de forma repetitiva (rutinaria) para el bien común, y lo más grandioso es que nadie se da cuenta de ello.

Cuando la Constancia en hacer el bien llega a ser casi imperceptible por quienes desarrollan esta virtud, es lo que llamamos “Buenas Costumbres”. Así es como decimos que una persona tiene la buena costumbre de ser “Puntual” o “Limpio” o “Elegante” o “Discreto”, etc.

De otra forma decimos que una persona desagrada porque es impuntual, cochino, fachoso, hablador, etc. Les decimos que son “malas costumbres”, pero en realidad es una forma discreta de mencionar que son vicios.

Cuando definimos la virtud, decimos que es: El Hábito de Hacer el Bien y un hábito es una costumbre de ser o una constancia en el hacer. Es por este concepto que me atrevo a decir que la Constancia es la base de todas las virtudes.

Consejos de belleza (2ª de 2 partes)

En cierta ocasión, mi suegra (QEPD) platicaba con sus nietas acerca de la belleza de algunas mujeres de la política y el espectáculo, cuando les dio el siguiente consejo: “La Belleza no es un don, sino una costumbre”.

En efecto, todos hemos escuchado que él o ella es una bellísima persona (no bella, no muy bella, sino bellísima); y si nos ponemos a analizar por qué se dice tal halago de esa persona, vemos que la persona en cuestión es: alegre, culta, humilde, gentil, aseada, discreta, cortés, amable, sincera, sencilla, limpia, congruente, atenta, decente, puntual; además, para no ofender a los demás, sabe medirse al hablar, al vestir, al comer, al beber, etc. etc.

Sí, efectivamente, la belleza no es un don, sino un cúmulo grande de buenas costumbres.

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