Reflexiones mínimas en torno a una pandemia (II)
Ya nos encontramos en la Fase II en espera de noticias que desencadenen emociones disruptivas como rabia, miedo, odio, desesperanza o emociones constructivas como alegría, amor, esperanza, audacia, porque los seres humanos estamos diseñados para vivir emocionalmente en los entornos que la vida nos presenta. Somos emocionales.
A diferencia de los animales, que se comportan automáticamente sólo por su instinto emocional y no pueden no hacerlo, los humanos podemos controlar el sistema emocional por medio de valoraciones adecuadas sobre los eventos que suceden alrededor.
Los expertos en marketing llaman a esta capacidad de autocontrol humano de los sentimientos o emociones con el nombre de Inteligencia Emocional.
Me parece que en los días que se aproximan debemos trabajar personalmente para desarrollar la capacidad de autocontrol emocional con el fin de centrar en su justa dimensión la pandemia que nos envuelve lentamente.
Pero ¿cómo lograr que la respuesta personal sea la adecuada?, ¿qué hacer para controlar emociones disruptivas y estimular sentimientos constructivos? La clave se encuentra en la adecuada valoración de las circunstancias que vivimos.
La valoración personal consiste en la respuesta que cada uno fundamentamos internamente con el pensamiento para explicarnos el porqué de lo que sucede y encontrar la mejor forma de adaptarnos a los eventos que se avecinan. La valoración personal dispara el circuito emocional en forma disruptiva o de manera constructiva.
Si realizamos una valoración errónea o defectuosa sufriremos una rotura emocional o disrupción que nos llevará finalmente a la tristeza y preocupación fuera del cauce normal. En cambio, si la valoración es adecuada al evento exterior nos beneficiaremos de las emociones constructivas que finalizan en la alegría o gozo personal.
La pandemia nos ofrece amplias dosis de oportunidades para valorar de forma equilibrada las noticias que transmitirán los mass media. Por el momento, las acciones que nos recomiendan las autoridades están al alcance de la mano y bien definidas. Hay que seguirlas al pie de la letra. Por otra parte, muy poco podemos hacer en relación con el futuro, porque está fuera de nuestro alcance.
En conclusión: es necesario matizar la información, aprovechar el tiempo en actividades positivas y no dar lugar al desánimo, desesperanza o tristeza. Y si nos resulta difícil, pidamos ayuda a la Virgen de Guadalupe quien dijo a Juan Diego: “No estoy yo aquí, que soy tu madre?”
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Rubén Elizondo Sánchez