Vida Tranquila, pacifica, feliz, sana

“Del Decálogo depende no solamente nuestra vida eterna,
sino también nuestra felicidad temporal y que,
o la humanidad permanece fiel a los Mandamientos de Dios,
, o tendrá que resignarse a no gozar una vida humana tranquila, pacífica, feliz, sana”.
— Thiamer Thot (Obispo de Hungría)

Todos los gobiernos de izquierda nos prometen siempre la paz, seguridad, eliminar la violencia y la corrupción, productividad, trabajo y otras muchas cosas; y claro, nunca cumplen sus promesas.

Especialmente el actual Gobierno de del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) insiste en que en todo lo anterior no hubo nada positivo, que siempre hubo corrupción, y que el presidente Andrés Manuel Lóp­ez Obrador es el único que va a sacar adelante al país.

Asegura que se va a dar un cambio, que acabará con la corrupción, la violencia, la pobreza y la falta de seguridad. Esto último pretende lograrlo “pidiéndole” a los narcos, huachicoleros, delincuentes (asaltantes, secuestradores, violadores, asesinos, etc.) “que ya se porten bien”, que no va usar la violencia, ni va a caer en provocaciones.

Nunca se lograra un verdadero cambio positivo mientras no tengamos en cuenta la afirmación muy clara de Thiamer Thot, Obispo hùngaro que vivió la violencia y los horrores del nazismo y peor todavía del comunismo. Su palabras fueron éstas: “Del Decálogo depende no solamente nuestra vida eterna, sino también nuestra felicidad temporal y que, o la humanidad permanece fiel a los Mandamientos de Dios, o tendrá que resignarse a no gozar una vida humana tranquila, pacìfica, feliz, sana”.

En Polonia, otro país con una población mayoritariamente católica, se celebró oficialmente en 2017 la coronación solemne de la Virgen de Czestochowa.

Consciente de la identidad católica del pueblo polaco, la Cámara Baja del Parlamento emitió una resolución con motivo del tercer centenario de la Coronación de la imagen de la Virgen de Czestochowa, reconociendo que la identidad católica es una de las características de Polonia.

En México, nuestro Congreso, haciendo a un lado prejuicios y consignas, debería también actuar sin complejos e identificarse con el pueblo mexicano, defendiendo todos sus intereses, derechos y principios, velar porque no se le impongan doctrinas e ideologías extrañas que son contrarias a su identidad.

Faltan pocos años para celebrar los 500 años de la aparición de la Virgen de Guadalupe que dio lugar al nacimiento de la Nación Mexicana, que incluso en su bandera lleva los colores que iluminan las alas del angelito que está a los pies de la Virgen María.

Sería maravilloso que nuestro Congreso hiciera una declaración similar a la que hizo el Parlamento de Polonia, reconociendo oficialmente a la Virgen de Guadalupe, como Reina y Patrona de México, reconociendo de esta manera también que la identidad católica es una de las características de la Nación Mexicana desde su nacimiento y que los mexicanos somos y seremos siempre orgullosamente católicos-guadalupanos.

Así como en la Naturaleza hay señales de lo que hay que hacer para salvar a nuestro planeta, así también en lo social, político y económico hay declaraciones y obras que nos advierten de que no podemos demorar en recobrar nuestra identidad católica, retomando nuestras raíces, para reinstaurar la Cultura de la Vida y del Amor, que es lo que nos hace invencibles y capaces de alcanzar el México que todos anhelamos.

“Donde hay Bosques hay Agua y Aire puro; donde hay Agua y Aire puro hay Vida”
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Klaus Feldmann Petersen
Madre Naturaleza

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