Mi opinión acerca del primer debate presidencial

Después de tanto esperar, llegó al fin el ansiado día del primer debate, o sea, el evento en el cual cada uno de los cinco candidatos a la Presidencia de la República intentó convencer a millones de ciudadanos de que sus propuestas son las mejores.

Era tan importante dicho evento, que no perdimos ni el más insignificante detalle de lo que estaba ocurriendo.

Como era de esperarse, los representantes de todos los partidos se apresuraron a declarar como vencedores a sus respectivos abanderados.

No obstante, considerando que si algo caracteriza al diario REFORMA –aparte de su notorio sensacionalismo– es la objetividad con que suele presentar las noticias. Nos basamos en sus evaluaciones para dar nuestra opinión.

En su edición del lunes 23 de abril, el 68% de 903 líderes consultados en las principales ciudades del país dio por ganador al frentista Ricardo Anaya; el 50% dio como perdedor al morenista Andrés Manuel López Obrador (AMLO); el 47% considera que el independiente Jaime Rodríguez “El Bronco” sorprendió y un 38% que Margarita Zavala decepcionó. Con respecto a José Antonio Meade, el 44% considera que no cambió la opinión que tenía de él antes del debate.

Ciertamente que aún faltan más de dos meses para la gran final que habrá de celebrarse el domingo 1º de julio.

Ante de fecha tan decisiva, habrán de celebrarse otros dos debates: Uno el 20 de mayo en Tijuana y el otro a mediados de junio en Mérida.

Sin embargo, el que acaba de tener lugar en el Palacio de Minería, en la Ciudad de México, fue de una gran trascendencia.

Y es que –ante unas encuestas publicadas por el citado diario REFORMA la semana pasada– todo hacía suponer que López Obrador tenía ya la victoria asegurada debido a que, al parecer, lo apoyaba el 48% de los encuestados. En cambio, Anaya recibía el 26% de las preferencias y Meade un escaso 20%.

A la vista de lo ocurrido durante el pasado primer debate, la situación pudiera cambiar.

Y es que, aunque sus simpatizantes se empeñen en negarlo, la realidad es que se vio acorralado, confundido y sin propuestas. En cambio, Anaya se López Obrador presentó como un líder joven muy seguro de sí mismo y dispuesto a cambiar las cosas.

Ante tal perspectiva, ni duda cabe que a Meade le será casi imposible salir del tercer lugar, puesto que su candidatura se está cayendo a pedazos.

Nada extraño sería que, con sus ocurrencias y estilo dicharachero, “El Bronco” lograse captar tal número de simpatizantes, que en un momento dado acabase rebasando a Meade, colocándolo en un cuarto lugar y apenas por encima de Margarita.

Esto presenta una nueva perspectiva: Que se consolide entre los electores la imagen de que la lucha se da ya entre dos finalistas: López Obrador y Ricardo Anaya.

En el momento de escribir estas líneas, aún no contamos con encuestas fiables que nos indiquen qué tanto han variado las preferencias de los ciudadanos.

Sin embargo, ante el triunfo arrollador de Anaya, todo hace suponer que el Peje bajará varios puntos, mismos que serán aprovechados por Anaya.

Y es que el Peje no deja de repetir el cansado estribillo de “la mafia del poder”. Repite lo mismo porque carece de argumentos sólidos y razonables.

Por eso es que, ante una acusación concreta, prefiere guardar silencio diciendo que lo hace para no caer en provocaciones.

La verdad, repetimos, es que su cerebro no da para más, motivo por el cual solamente sabe agredir.

Ni duda cabe que las injurias empiezan cuando faltan los argumentos.

En las semanas que faltan para el segundo debate pueden ocurrir muchas cosas, entre ellas que López Obrador cometa alguna de sus habituales torpezas y que, por su parte, Anaya logre convencer a muchos indecisos.

Por lo pronto, la gran mayoría de quienes apoyaban a López Obrador tan sólo porque veían en él la única manera de castigar a un PRI corrupto y decadente, a partir del pasado debate tiene ahora muy claro que existe otra opción que podrá resolver nuestros problemas sin caer en los riesgos de ese populismo tercermundista que ha llevado a la ruina a Venezuela.

Esto no se acaba hasta que se acaba y, a la vista de lo que está ocurriendo,  no hay nada seguro para nadie, y quien apenas la semana pasada soñaba ya con lucir sobre su pecho la banda presidencial, pudiera llevarse un amargo desengaño por aquello de que “del plato a la boca se cae la sopa”.

redaccion.nuevavision@gmail.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *