El valor de las virtudes humanas. Obediencia
28.- Obediencia
Es el hábito de cumplir el mandato de la autoridad, ya sea por orden directa o por ordenamiento expresado en las leyes, reglamentos y normas.
Esta es una virtud esencial para la Justicia, ya que la convivencia social se fundamenta en el reconocimiento de una autoridad mediante la obediencia a sus mandatos.
La Carta a García*
Corría el primer trimestre de 1898 cuando, después de la explosión del Acorazado Maine en la bahía de La Habana, Estados Unidos y España entraban en guerra.
Antes de declarar la guerra, era urgente que el gobierno de Estados Unidos estableciera contacto con Calixto García, nombre del cabecilla del grupo insurgente cubano que actuaría como aliado en la guerra, y luego, al lograr la independencia de España, la Republica de Cuba quedaría bajo la protección estadounidense, amén de que Estados Unidos sería el dueño de Puerto Rico, Filipinas, Guam y otras pequeñas colonias españolas.
Sin embargo, nadie sabía dónde estaba García, pues se había resguardado en algún lugar de las montañas de Cuba donde no llegaba el teléfono, ni el correo, ni el telégrafo. ¿Quién sabría de él? ¿Dónde encontrarlo?
Antes de seguir quisiera que usted, mi estimado lector, se ubicara en la tecnología de comunicaciones de finales del siglo XIX: sin Internet, sin satélites de comunicaciones, sin “email”, sin “google maps”, sin localización satelital, sin celulares, sin TV, sin Fax, etc. En este escenario que hoy en día muchos consideraran “rupestre”, el presidente de Estados Unidos, William McKinley, tenía que enviarle un mensaje a García y no sabía cómo, ni a dónde, ni con quién.
En esta desesperada situación, su jefe de inteligencia militar, el coronel Arthur Wagner, le dijo: “Si alguien puede encontrar a García es el teniente Andrew Summers Rowan”.
Inmediatamente el teniente Rowan fue llamado a la Casa Blanca y McKinley le entregó una carta diciéndole: “Debe entregar este mensaje a García”. Rowan tomó el sobre y sin más ni más salió de la oficina y se fue.
Cuatro días después, cerca del amanecer, desembarcó en la costa de Cuba, se internó en la selva y desapareció a la vista de los tripulantes de la lancha.
Días después Rowan fue recogido por la misma lancha en el otro lado de la Isla. Tres semanas después de haber salido de Washington D.C., regresó y entregó la respuesta de García a la Casa Blanca diciendo: “Misión cumplida”.
El teniente Rowan entregó la carta a Calixto García, pero lo más interesante del asunto es lo que no hizo y no dijo Rowan:
- No preguntó sí era urgente.
- No preguntó qué decía la carta.
- No pidió viáticos.
- No pidió mapas de Cuba.
- No pidió un traductor del idioma.
- No pidió repelente para mosquitos.
- No pidió equipo nuevo para sobrevivir en un clima tropical.
- No lo detuvo el clima.
- No lo detuvo la selva.
- No lo detuvo el esfuerzo físico.
- No lo detuvo el miedo a caer prisionero.
- No lo detuvo el miedo a ir solo.
- No discutió el riesgo de fracaso.
- No cuestionó la importancia de la misión.
El Teniente Andrew Summers Rowan recibió una orden del comandante supremo de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y obedeció. Así de simple.
*Cfr. Artículo de Elbert Hubbert publicado en 1899 en revistas políticas de La Habana.
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