Papa Francisco, líder espiritual del mundo

¡Qué felicidad para todos cuando se encuentra un hombre que hace de centro, que es un punto de apoyo para millones de gentes de muchos países y de todos los continentes! ¡Qué alegría cuando encontramos un hombre en el cual podemos apoyarnos y que es como un faro de luz en medio de las tinieblas más o menos generalizadas! ¡Qué alegría cuando ese hombre se alza como una columna inquebrantable alrededor de la cual se unen muchos con plena confianza!

Tal es el Papa Francisco… Produce un gozo inmenso ver cómo despierta, fortalece y reanima todo lo que le rodea. En la proximidad del Romano Pontífice todas las fuerzas se manifiestan, todas la facultades tienen más neta confianza de sí mismas. Descubre en cada persona de buena voluntad la propia virtud y la desarrolla con su ejemplo y palabra. A cada uno nos deja donde estamos, cuidando solamente que estemos en el sitio debido, y sabe hacer que todos podamos ubicarnos en el sitio que nos corresponde.

Por ejemplo, el pasado 18 de junio, el Papa Francisco en su homilía en la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta, dijo que se pueden “destruir instituciones o personas” con la calumnia: “Se usa la seducción que el escándalo tiene en la comunicación. Justamente de esta ‘comunicación calumniosa’.

El Santo Padre continuó alertando de que “también hoy, en muchos países, se usa este método: destruir la libre comunicación”, y lo comparó con la dictadura nazi, diciendo: “Pensemos por ejemplo en las dictaduras del siglo pasado. Pensemos en la persecución a los judíos, por ejemplo. Una comunicación calumniosa, contra los judíos; y terminaban en Auschwitz porque no merecían vivir”.

En esta línea, el Santo Padre observó que por este motivo hay muchas personas y “tantos países destruidos por dictaduras malvadas y calumniosas”. Explicó que hoy también sucede en las pequeñas sociedades, en las personas y en tantos países: “El primer paso es apropiarse de la comunicación, y después la destrucción, el juicio, y la muerte”.

“También en la vida cotidiana es así”. Si se quiere destruir a una persona, “inicio por la comunicación: difamar, calumniar, decir escándalos”.

“Y comunicar escándalos es un hecho que tiene una seducción enorme, una gran seducción. Se seduce con los escándalos. Las buenas noticias no son seductoras: sí, pero que bien que ha hecho. Y pasa… Pero un escándalo: pero has visto. Has visto esto. Has visto aquel otro. ¿Qué cosa ha hecho? Esta situación… Pero no puede, no se puede ir adelante así. Y en la comunicación crece, y esa persona, esa institución, aquel país termina en la ruina. No se juzgan al final a las personas. Se juzgan las ruinas de las personas o de las instituciones, porque no pueden defenderse”.

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Gabriel Martínez Navarrete

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