Análisis de textos literarios
Para leer a cabalidad una obra literaria, se necesita analizarla. Los puntos a considerar son: argumento, originalidad, claridad en la exposición, habilidad del autor para sorprender, y la importancia de la obra dentro de la historia de la literatura.
En cuanto al argumento, una obra literaria debe contar con ciertos componentes: personajes, universo interno, estructura, forma y estilo. El universo interno lo crea el autor a su arbitrio.
La maestra Alicia Correa, literata de la UNAM, explicaba cómo se lleva a cabo un análisis literario.
Decía:
Al revisar un libro primero hay que ver 1) qué dice (fondo), es decir, hay que ver la historia en síntesis y decirla con nuestras palabras.
Luego hay que analizar 2) cómo lo dice (forma): Qué elementos son los más importantes, ¿quién narra? Hay tres tipos de narrador:
a) El narrador omnisciente es el narrador que todo lo sabe, es el más común hasta el siglo XIX.
b) El narrador-personaje: es el que narra su historia o cuenta la historia de otra persona.
c) El narrador-autor: da una escenografía pero no menciona lo que las personas piensan. A través del diálogo refleja su vida.
3) Los personajes se distinguen por la importancia de su actuación, pueden ser:
a) Principales: el protagonista -es el que desempeña el papel principal; a veces hay más de un protagonista-, y el antagonista, es el personaje que se opone al protagonista en el conflicto de la obra literaria. El antagonista no siempre es humano, puede ser una institución, un grupo o una fuerza natural o la muerte.
b) Personajes secundarios: su rol es importante para que se desarrolle la historia.
c) Personajes incidentales: coordinan, retrasan u ordenan la historia.
d) Personajes tipo: se usan para destacar los personajes típicos presentes en una sociedad, como podría ser un gobernante.
e) Planos, redondos, dinámicos: dan vida a la historia porque son estáticos unos y cambiantes otros.
A lo largo de la historia humana se han repetido cerca de 31 temas artísticos o historias. La habilidad del escritor descansa en la novedosa forma de presentar el asunto. Importa lo que se cuenta, pero también la forma en que se organizan los elementos de la narración.
Estudiando los mitos griegos y las historias bíblicas, tenemos todo del mundo occidental. En “La Iliada”, “La Odisea” y la “Metamorfosis” de Ovidio, tragedias de Sófocles, Esquilo y Eurípides, tenemos casi todo. El Oriente es otro mundo.
El manejo del tiempo en la narrativa anterior al siglo XX es cronológico. La narrativa contemporánea ve dos realidades: lo que se vive y lo que piensa imagina. El autor maneja el tiempo como materia maleable, lo deja fluir o lo detiene, o narra cosas alejadas por siglos de diferencia. El siglo XX se diferencia de los demás siglos en su capacidad de autodestrucción y de destrucción del otro.
Hay dos tipos de espacio: el físico y el espiritual o psicológico. Al final se determina el tema: es lo que el autor nos quiso decir. Se determina después de haber analizado el libro: El libro nos presenta X tema mediante los siguientes elementos.
La poesía, como la mujer, no se entrega a la primera; hay que aprender a saborearla. La poesía contemporánea no busca la forma, busca el ritmo. El fenómeno poético radica en la elección de la palabra y su acomodamiento. Se sugiere leer “El arco y la lira” de Octavio Paz, por puro placer. Hay que notar que el ritmo está en la acentuación.
Es muy oportuno leer diario un capítulo de un libro clásico, como “El Quijote”, “La Odisea” o “La Divina Comedia”. Son obras que se han de leer poco a poco.
Sería pertinente analizar tres comedias y tres tragedias y analizar sus elementos afines y diversos.
Para más información se puede leer el libro de Introducción al análisis de textos, de Alicia Correa Pérez y Arturo Orozco.
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