El valor de las virtudes humanas (5 de 58)

5.- AMOR

Es el hábito de desear todo lo bueno a otra persona o grupo de ellas y actuar en consecuencia.

El amor es una virtud muy apreciada; sin embargo, es muchas veces distorsionada por un erróneo concepto que tiene la persona que ama sobre qué es ése todo lo bueno” que desea para la persona amada.

Es válido desear para la persona amada todo lo bueno que me ha pasado o me gustaría que me pasara o que he adquirido o que me pudiera causar felicidad; pero también, pudiera ser que la persona amada no considere bueno para ella lo que le estoy deseando.

Por esta razón propongo al lector el siguiente razonamiento:

¿Qué es todo lo bueno” que puedo desear a otra persona? Y ¿qué debo hacer para que lo consiga?

Y la respuesta es:

1. Debo considerar que todo lo bueno que le deseo a otra persona está sujeto a su Inteligencia, Voluntad y Libertad.

2. Debo considerar que todo lo bueno que le deseo a otra persona debe estar directamente relacionado con su bien personal y el bien común.

3. Debo actuar para alentar, fomentar y ampliar en la persona amada su felicidad mediante la práctica de las virtudes humanas.

Para visualizar la virtud del amor, aquí va el siguiente ejemplo:

Historia de Amor

Era finales del verano de 1982, y en los pasillos del Vaticano corría el siguiente relato:

En la antesala de la oficina del Papa Juan Pablo II se encontraba el Cardenal Pietro Palazzini, quien era en aquel entonces el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, o sea, la oficina de la Iglesia Católica que analiza y juzga si una persona merece ser venerada como santa. El tema a tratar con el Sumo Pontífice era la canonización del Beato Maximiliano María Kolbe.

¿Quién era este Beato?

Maximiliano María Kolbe Había fue un sacerdote franciscano polaco, nacido en 1894, que dedicó su vida a la predicación del Evangelio, y en especial, al periodismo católico.

Como libre pensador, periodista y católico, difundía la idea que todos somos iguales ante los ojos de Dios y de los hombres, por lo que los nazis (dueños de Polonia en 1940) actuaron rápidamente y la Gestapo lo capturó y encerró en el campo de concentración de Auschwitz (lugar tristemente célebre por sus horrores).

En 1941, en cierta ocasión se fugó uno de los prisioneros de la sección donde se encontraba Maximiliano María Kolbe. En represalia, los nazis seleccionaron al azar a 10 prisioneros que serían condenados a morir en la celda del hambre (un lugar donde encerraban a los presos y no les daban de comer ni beber hasta que morían).

Uno de los seleccionados para morir fue el sargento polaco Franciszek Gajowniczek, quien se lamento diciendo: ¡Dios mío, yo tengo esposa e hijos!”, exclamación que llenó de ternura y amor a Maximiliano María Kolbe, por lo que se ofreció para sustituirlo en la línea de los que iban a morir.

Cuando el oficial nazi le preguntó ¿por qué hacía eso?, Maximiliano María Kolbe contestó: “Porque soy sacerdote católico”. El oficial nazi sólo encogió los hombros y continuó con su macabra misión.

Para ubicar el contexto, les diré que existen prácticamente dos formas para ser propuesto como santo: Confesores y Mártires (ver proceso de canonización catholic,net).

En las causas de los Confesores primero se verifica que en su vida los candidatos hayan vivido las virtudes en forma heroica. Posteriormente, y verificando más información, se les nombra Siervo de Dios. Continuando con las investigaciones y verificaciones, se invita a los fieles a dirigir plegarias al Siervo de Dios; y finalmente, para adquirir el título de Beato se le pide al Siervo de Dios que haga un milagro (por lo regular son milagros médicos); y ya nombrado Beato, puede tener devociones entre los fieles a nivel local y/o regional.

Siendo Beato, se le vuelve a pedir un milagro para ser propuesto como Santo y con esta calidad ya se le pueden dedicar a su devoción Iglesias, Parroquias, Basílicas y hasta Catedrales, y ser venerado a nivel universal.

El proceso de los Mártires es conceptualmente más corto, pues dieron su vida por la Fe; sin embargo, también se requiere probar una vida de virtudes.

Aunque Maximiliano María Kolbe ya era Beato desde 1971, el proceso se había retrasado mucho por la crítica situación política de Polonia (que padecía un régimen comunista atroz y represivo). Esto implicaba que por simple instinto de conservación ningún médico estaba dispuesto a firmar un milagro.

Fue entonces que el Papa Juan Pablo II propuso que fuera cambiada la causa: que fuera como Mártir en lugar de Confesor.

Regresando al Vaticano en 1982, el Cardenal Palazzini entró a la oficina del Papa y le explicó que los mártires se canonizaban porque habían sido asesinados: Por causa de la Fe, En defensa de la Fe o Por odio a la Fe.

El Santo Pontífice leyó al Cardenal las palabras de Cristo en el Evangelio de San Juan (15,13): “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.

Luego señaló: “Tenemos tres virtudes teologales Fe, Esperanza y Amor… quiero la propuesta del decreto de canonización de Maximiliano María (Mártir por Amor) en mi escritorio… ¡¡¡Pero Ya!!!”

El 10 de octubre de 1982 Maximiliano María Kolbe fue canonizado por Juan Pablo II, siendo invitado de honor a la Misa de Canonización el Sr. Franciszek Gajowniczek, por quien dio su vida el mártir.

Independientemente de la autenticidad del anterior relato, lo que sí es un hecho 100% comprobable es que en los archivos del Martirologio Romano, San Maximiliano María Kolbe es el primer mártir canonizado por causa delAMOR.

redaccion.nuevavision@gmail.com

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