El valor de las virtudes (7 de 58)
Hasta ahora hemos publicado las seis grandes virtudes humanas: Prudencia, Justicia, Templanza, Orden, Amor y Fortaleza. De aquí en adelante consideraremos a estas seis como las cabezas de familia o hermanas mayores; y todas las demás que trataremos en esta serie las consideraremos en alguna de las seis familias o como hermanas menores.
7. Sobriedad
Es el hábito de actuar con moderación, en especial, al ingerir bebidas embriagantes.
Virtud derivada de la TEMPLANZA y asociada directamente (por lo menos en México) con la ingestión de bebidas alcohólicas.
La embriaguez es tan antigua como Noé. El individuo que cae en ella siempre ha sido despreciado por la sociedad. Sin embargo, en Medio Oriente y Europa se han bebido vinos y licores por miles de años.
Ahora bien, la ingestión moderada de vinos y licores produce un lícito gusto y placer, sin menoscabar apreciablemente las facultades físicas y mentales de la persona.
En una segunda etapa, al ingerir mayor cantidad, las facultades físicas son evidentemente disminuidas y, aunque no tan evidentemente, las mentales también disminuyen.
Al seguir ingiriendo más bebidas alcohólicas, se llega a una etapa en que es obvia la disminución de las facultades físicas y mentales. La virtud consiste en llegar sólo a la primera etapa.
La Sobriedad se aplica también al consumo de drogas, sólo que en este tema no hay términos iniciales ni medios, pues con la primera “dosis” se pasa directamente a la afectación grave de las facultades físicas y mentales.
El buen vecino
Ya de madrugada se encontraban Luis y Juan en un bar, cuando se les sirvió la última copa acompañada por la cuenta a pagar. Al salir del bar, y mientras caminaban por la calle, se desarrolló el siguiente diálogo:
-Juan: ¿Ya viste Luis, qué enorme luna?
-Luis: ¿Cuál luna?… ¡Eso es el sol!
-Juan: No, es la luna.
-Luis: Que no, eso es el sol.
Así estuvieron un buen rato, cuando observaron que venía caminando hacia ellos un transeúnte, y con una mirada acordaron preguntarle a ese hombre para salir de dudas.
-Juan, dirigiéndose al transeúnte: Disculpe usted, buen hombre, ¿nos podría decir qué es eso que se ve allá, la luna o el sol?
-Transeúnte: Perdónenme señores, no les puedo decir, pues yo no vivo en este barrio.
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