El Estadista que México necesita

El segundo año del actual gobierno ha empezado. Las promesas hechas en campaña arrojan una realidad dolorosa:

* Los delincuentes se han ensañado con los ciudadanos: derechos de piso, huachicoleros, narcos, feminicidios, secuestros, robo de vehículos, camiones y trenes de carga, asaltos a casa habitación, asesinatos de policías.

* Se firma un tratado de libre comercio sin que nuestros representantes hayan estudiado bien las cláusulas.

* Se dio asilo a un ex presidente latinoamericano que buscaba perpetuarse en el poder.

* No se nos han explicado los gastos por cerrar Los Pinos como casa presidencial y haberla trasladado al Palacio Nacional.

* Ni se nos han explicado los gastos en que se incurrió por cancelar el nuevo aeropuerto.

* Cuánto costará el cambio de programas educativos.

* La economía se ha trabado, suben los impuestos y el gobierno pretende abrir el Banco del Bienestar con nada más que 2,700 sucursales…

Se supone que son nuestros recursos y por ello nos gustaría conocer su destino. De otra forma vemos a un ciudadano presidente y a sus colaboradores gastando lo que tienen, y nosotros, pueblo distante, ignorante o indiferente, no comprendemos lo que sucede y nos limitamos a no pagar impuestos… o a pagarlos si no nos queda otra.

Es como el asunto del petróleo mexicano. “Pertenece al pueblo”, se nos ha hecho creer, pero… ¿Cómo entonces es que sólo se han beneficiado el sindicato petrolero y multitud de políticos? Y surge una vez más la pregunta: ¿Cómo en el vecino país los mismos litros de gasolina son mucho más baratos?

Así no progresará ninguna nación. No importa qué tan folclórico sea el lenguaje de sus gobernantes: “huácala”, “fúchila”, “los acuso con su abuelita”, “yo tengo otros datos”, “se la metimos doblada”, lenguaje cómico al que el señor Bonilla, gobernador de Baja California que regañó en público a los empresarios y les dijo algo así como “puercos que chillan por estar fuera del …”, palabras vacías que no conceden ni respeto, ni categoría, a quien las expresa.

Se les olvida que el país es de todos y para todos, y entre todos debemos levantarlo. Claro que ser un gran ESTADISTA (Churchill, Mandela…) requiere amar a la Patria, por un lado, y por el otro, no insistir en copiar sistemas reiteradamente fracasados: léase Cuba y Venezuela, donde sus dirigentes se han hecho millonarios, han prolongado sus mandatos y sus pueblos viven una miseria perversa.

El ESTADISTA que México necesita debe guiar su criterio por el bien común, procurando el progreso de todos los mexicanos: los de abajo, los de arriba, los de atrás, los de en medio y los de adelante, sin complejos ni resentimientos.

No es posible avanzar si se divide a un pueblo, si se enfrenta a los habitantes para dividirlos e imponer conveniencias personales y grupales. Todos los habitantes contamos y todos queremos ayudar al progreso de la Nación.

Ojalá nuestro presidente acepte el RETO, acepte que su principal función es ser un gran mexicano, serlo para todos, sin caer en la tentación antidemocrática de los Castro, los Chávez, los Maduro y los Evo, que han dejado tras de sí pueblos empobrecidos, llenos de ruina y miseria. Bien dijo algún político del cono Sur al referirse a tales dictadores, “Aman tanto a los pobres los gobernantes populistas, que los multiplican”.

¡Anda, atrévete a hacerlo Andrés, sólo así trascenderás la historia. Sólo así serás un gran mexicano y tendrás nuestra admiración y agradecimiento!
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Jesús Galera Lamadrid

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