Catón… y el Peje

¿Quien no conoce a Catón? Analista, politólogo, historiador, escritor y, sobre todo, un gran patriota, con un gran sentido del humor Hoy por ser muy oportuno cito un comentario suyo textualmente, titulado “Catón hoy”:

«Lo de menos sería decir que es una jalada. Ese grosero vulgarismo se usaba en tiempos de antes para significar que algo era absurdo, necio, inútil. Tal frase tenía claras connotaciones onanísticas. La Consulta de Andrés Manuel López Obrador sobre el nuevo aeropuerto es una jalada. Sí, pero está muy lejos de ser solamente eso. Es además un grave acto de corrupción política.

Por principio de cuentas, la tal consulta está viciada de origen, por no tener sustento legal alguno. Eso le quita cualquier efecto vinculatorio que se le pretenda dar.

Por otra parte, el ejercicio está amañado de principio a fin. La forma en que se presenta la pregunta que se hace a los opinantes tiende marcadamente a favorecer la posición de AMLO. Las casillas donde se recogerá la votación fueron establecidas obedeciendo al criterio del organizador de este torcido plebiscito, y se ubican según su conveniencia.

Las boletas no están foliadas, de modo que se podrán hacer desaparecer las que se deseen y añadir las que se quiera, a juicio del Jefe Supremo.

Participar en este burdo acto, aunque se haga de buena fe, es prestarse a ser parte de una acción desde todos los puntos de vista reprobable. López Obrador está usando a la gente, sobre todo al pueblo, como comparsa de un sainete que tiende a justificar una decisión que ya ha tomado, o que le servirá como pretexto para darle marcha atrás. En todo caso, el presidente electo no asume en forma personal la responsabilidad que le toca en este asunto: la endosa a otros para salvar él su figura. Esa manipulación habla de una conducta tortuosa y de un político que -todo lo indica- recurre en sus acciones al engaño y la simulación, y además lo hace sin habilidad ni tacto. ¡Preocupémonos por México!»

Ciertamente, preocupémonos por México, como dice Catón… por nosotros mismos y nuestros hijos. Pero más que “preocuparnos”, debemos seriamente “ocuparnos” por resolver el muy grave problema antes de que llegue a las condiciones de Venezuela. Ahora si, como dice el dicho: ¡A Dios rogando y con el mazo dando!

MENTIRA SOBRE MENTIRA; “EL 70% de la ciudadanía votó a favor de Santa Lucia”, afirma López Obrador, “el pueblo ha decidido”. Como afirma Catón, no fue una consulta, puesto que sólo un porcentaje muy pequeño participó y con todas las demás circunstancias amañadas no puede tomarse como representativa del pueblo.

Alguien contaba una historia muy simpática, que evidencia todo: Un gordo quiere decidir supuestamente sobre si ha de hacer una dieta para adelgazar o no y dice que lo va a decidir “democráticamente”, va a hacer una consulta, le da 10 boletas para la votación al de las carnitas, 10 a la señora de las gorditas, 10 al de las cemitas, y para que no se diga que no los tomó en cuenta, le da una boleta a su cardiólogo y una a su dietista. Por el resultado, comunica muy orondo que no va a hacer la dieta, ya que se decidió democráticamente, a pesar de alguien que le dice que debe consultar con quien sabe y no a quien no sabe nada sobre el tema y sólo quiere quedar bien u obedece la consigna.

Como la decisión (no del pueblo) de López Obrador produjo una reacción de alarma entre empresarios, economistas y sociedad en general, crea una Comisión de Diálogo, cita al sector privado y supuestamente los convence. La realidad es que ante el temor de represalias no le contradicen.

No voy a detenerme en ver la conveniencia de Texcoco o Santa Lucia, porque es evidente, aunque se pretenda en hacer valer la segunda opción. La mejor muestra de los resultados de una política populista la estamos viendo en Venezuela, en la que los que no pueden salir del país hasta entre la basura buscan comida. Y Maduro sigue prometiendo un resurgimiento de la economía.

Se comenta que Obrador ha querido dar una demostración de que él tiene ahora el poder, como Carlos Salinas lo hizo con Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, líder petrolero, o como Enrique Peña con la profesora Elba Esther Gordillo, dirigente de los maestros. Ciertamente, López Obrador quiere ufanarse de que ahora él manda, pero lo que le importa realmente es imponer su política populista, y por su ambición no se detiene en considerar el daño que le va a causar al pueblo de México, como tampoco lo hicieron José Luis Rodríguez Zapatero en España, ni Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, o Fidel Castro que engañó al pueblo cubano entrando a La Habana con una gran medalla de Nuestra Señora del Cobre sobre el pecho.

López Obrador está mostrando el cobre desde antes de tomar el poder y nos lo está advirtiendo muy claramente que la ley será su palabra y que no admitirá razonamiento alguno. Hay que prepararse a una guerra pacifica sin cuartel.

No podemos claudicar y dejarle el campo libre.

Donde hay Bosques hay Agua y Aire puro; donde hay Agua y Aire puro hay Vida”

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Klaus Feldmann Petersen

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