El Estado laico y el huachicoleo
La palabra Huachicol tiene dos significados: nombra a quien se dedica al robo, venta y adulteración de combustibles. También se utiliza para designar las bebidas alcohólicas falsificadas. Se denominan huachicoleros específicamente a los que se dedican a la actividad de robar combustibles.
El concepto Estado Laico reconoce a todos los ciudadanos por igual, sean creyentes de alguna religión o no lo sean. Por lo mismo, impide la discriminación por asuntos religiosos. Tampoco ampara confesiones determinadas. Un Estado laico no permite una «religión de Estado».
Cuauhtémoc Blanco, gobernador del Estado de Morelos, fue duramente criticado por permitir la celebración de un oficio religioso en el Palacio de Gobierno en Cuernavaca el pasado mes de diciembre, a petición de quienes laboran en el mismo. Hasta la fecha, ignoro si existe algún proceso judicial o demanda por ese tropezón, aunque circulan noticias afirmativas en ese sentido. El gobernador contestó al locutor de la radio más o menos lo siguiente: “Si ellos me lo pidieron…”.
Días después, uno de los trabajadores participantes en el evento religioso respondió en una entrevista radiofónica: “El Estado es laico, pero no ateo”. A los pocos dias surgió el reclamo por la organización del evento religioso en el exterior de un templo, y se añadió la clasificación de «grave» por realizarse en un recinto de carácter público.
Parece que en México es más perturbador practicar unos minutos de religiosidad en un recinto público que el huachicoleo al aire libre durante casi dos décadas.
Repensemos las secuelas causadas en los medios: un evento religioso que a nadie hizo daño, a petición directa de los trabajadores, y en época de fiestas navideñas. Comparemos con otro suceso al parecer de casi veinte años de duración: el huachicoleo.
Nos enteramos luego, que el robo gozó del perdón y la impunidad a quienes se coludieron para disponer ilícitamente de los combustibles. Fueron apoyados por los que se hicieron de la vista gorda para aplicar la ley y no dieron mayor importancia a la complicidad entre altos y menos altos funcionarios, según se dio a conocer.
El caso del acontecimiento religioso, que tal vez no duró mas de una hora, redundó en una falta elocuente merecedora de castigo con todo el peso de la ley. Por otra parte, el huchicoleo resultó insignificante, ya que se otorgó «borrón y cuenta nueva» por parte del mismo Estado laico. Qué más da el desfalco de miles de millones de pesos, que usted y yo pagamos vía impuestos. Aún más: el petróleo es de todos los mexicanos. ¿Por qué no se puede disponer de algo propio?
Así de sencillo. Hay de faltas a faltas. Los robos descomunales y más expresivos de la decadencia moral se perdonan. Los ultrajes específicos en asuntos religiosos merecen todo el peso de la ley. Estoy convencido que algo anda mal en este país.
En relación con el fenómeno de la ley natural moral, inscrita en el interior de todo ser humano, admiro la miopía de gran parte de la clase política secularizada. No dudan en sostener que el olvido de los principios antropológicos es el único síntoma de progreso, con lo cual otorgan a la prosperidad el perfil de un garabato. Mientras más pronto se recluyan los principios naturales a la esfera privada, mejor. Por otra parte, el presidente de México no ha dejado de recordarnos la importancia de los valores morales, que no son religión. ¿Cuándo lo entenderán?
Para consolidar el T-MEC y con la finalidad de comprender las zonas del resto del mundo, crear negocios y coordinar políticas, se necesitan puntos de apoyo imprescindibles e irrenunciables.
No se pueden perder de vista los ordenamientos naturales morales, componentes sociales integradores en muchos países. Factores que hay que aceptar y discernir. La incultura moral natural no ayuda y más bien es un lastre. En un mundo que está experimentando un renacimiento antropológico, necesitamos invertir más en conocimientos y aptitudes en esta área. ¿Queremos ser más competentes?, seamos mejores personalmente.
En el resto del mundo es completamente normal hablar del renacimiento antropológico, mientras que a muchos intelectuales, políticos y empresarios en México les parece raro porque consideran primero que el tema no es moderno. En seguida, porque suponen que es retrógrado. Y finalmente porque confunden religión con ley natural moral. La mayor parte de la izquierda mexicana padece de una alergia trasnochada que no acaba de superar. No basta atajar el huachicol mientras abunda la impunidad.
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Rubén Elizondo Sánchez