El Rey de reyes y el poder de la oración

“Una vez en nuestro mundo hubo un establo y lo que estaba
en ese establo, era más grande que todo nuestro mundo”.
— C.S. Lewis.

En el mundo celebramos el 25 de diciembre que en un pesebre, en un establo, hace 2020 años en Belén se encontraba un pequeñuelo arropado por su madre la Santísima Virgen María y San José.

Acababa de nacer el REY DE REYES, ese pequeñuelo, en el establo, el Niñito Jesús, y era más grande que nuestro mundo, como lo expresara muy acertadamente C.S. Lewis.

Más grande no sólo que nuestro mundo, sino que más que todo el universo, toda la creación, Señor y Dios de todo lo creado, que por amor nos creó, nos dio la existencia, la vida, nuestros padres y hermanos, nos dio la familia que formamos y todo lo que tenemos y poseemos.

Y no solamente nos dio una existencia temporal y la posibilidad de ser felices en esta vida según nuestra actitud, sino la posibilidad de ser felices por toda la eternidad.

Lo único que hace falta para que gocemos plenamente de la felicidad relativa en esta vida y después la felicidad plena en la eternidad, es que se acepte al REY DE REYES en el mundo, que se deje de tratar de hacerlo a un lado, que nos demos cuenta lo que significa el que haya pasado ese suceso en Belén, en el que Dios se hizo hombre para enseñarnos el justo camino para lograr la felicidad eterna.

Me viene a la mente una pequeña anécdota que me acaba de contar mi hermana Elizabeth: Un día, su nieto Jorge le dijo muy ufano: “Ya sé por qué tenemos corazón, es para que el Niñito Jesús pueda venir a nuestro corazon”. En su inocencia expreaba lo que realmente debe pasar en el mundo.

En esta Navidad debemos preparar nuestros corazones para abrirlos y recibir a Nuestro Señor. Demos a la Navidad la importancia y sentido profundo que tiene.

No nos dejemos llevar por lo que dicen en la televisión, donde ni por una sola vez mencionan al Niño Dios y el significado que tiene que haya venido al mundo en esta fecha, sino que todo se les va en festejos y regalos, incitando a las personas a gastar. Es el dinero lo que les interesa y nada más.

Y hablando de nacimientos, no puedo dejar de participarles que el 16 de diciembre Dios nos concedió la llegada de una niña preciosa, que nos covirtió a María Elena, mi esposa, y a mí en orgullosos bisabuelos.

Y aunque a Nuestro Señor Jesucristo se le ha adorado durante toda la historia, fue precisamente en México donde nació la devoción a Cristo Rey. Esa devoción a Cristo Rey demostrada por los mexicanos, hizo que el Papa Pio XI, en 1925, instituyera en el mundo la Festividad de Cristo Rey, iniciándose el primer monumento a Cristo Rey en el Cerro del Cubilete.

Entre lo que nos enseñó Nuestro Señor para lograr el objetivo de nuestra vida, está el hacer vida de oración. Hoy, en estos tiempos tan difíciles y problemáticos todos los creyentes deberíamos recurrir al recurso de la oración, ya que por medio del poder de la oración podemos lograr la solución de todos nuestros problemas.

Recurramos, pues, al REY DE REYES y a su Santísima Madre en estos momentos de gran necesidad ante el funesto COVID-19 y los violentos e insidiosos ataques de la izquierda (socialismo populista) a la Iglesia, a la humanidad y a la Naturaleza.

“Donde hay Bosques hay Agua y Aire puro; donde hay Agua y Aire puro hay Vida”.
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Klaus Feldmann Petersen

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