JMJ Panamá 2019: Acogida y apertura

El Papa Francisco dio una calurosa, inspiradora y retadora bienvenida a los centenares de miles de jóvenes que acudieron a la Jornada Mundial de la Juventud.

Después de una invitación para vivir una “fiesta de alegría, de esperanza para la Iglesia toda y, para el mundo, un enorme testimonio de fe”, el Papa propuso a los asistentes cinco retos, cinco guías para los jóvenes católicos.

“Pedro está con ustedes”, les dijo.  “Vayan adelante con esa energía renovadora… no para crear una iglesia paralela un poco más divertida o cool…Pensar así sería no respetarlos”, continuó Francisco. Un tema muy importante. Hay quienes al pensar en la pastoral juvenil solo se les ocurre crear coros y equipos deportivos. Suponer que para atraer y retener a los jóvenes es necesario ser superficiales, es un error. Los jóvenes son capaces de vivir con profundidad y el Papa demuestra que puede proponerles una vida más intensamente católica y ser recibido con alegría y compromiso. ¿No será que los jóvenes se alejan cuando ven que no tenemos congruencia? Porque si algo aborrecen es la hipocresía. De modo que los retos que Francisco propone a los jóvenes son retos para todos los católicos. Los retos son:

Ser constructores de puentes. Pontífices, en el sentido original de la palabra. intuir que “el amor verdadero no anula las legítimas diferencias, sino que las armoniza en una unidad superior” como dijo Benedicto XVI y nos recuerda Francisco.
Hacer de Jesús el sueño los jóvenes. “Un sueño concreto, que es una persona, que corre por nuestras venas, estremece el corazón y lo hace bailar cada vez que escuchamos: Ámense los unos a los otros”. ¿Cómo se llama su sueño? les preguntó Francisco. Y los asistentes gritaban: ¡Jesús!

El cristianismo es Cristo, dijo el Papa y citó a San Oscar Romero: “El cristianismo no es un conjunto de verdades que hay que creer, de leyes que hay que cumplir, o de prohibiciones. Así el cristianismo resulta muy repugnante. El cristianismo es una Persona que me amó tanto, que reclama y pide mi amor. El cristianismo es Cristo” y los jóvenes coreaban: El Cristianismo es Cristo. Todo un reto para los jóvenes, y para la Iglesia toda.

¿Creen en el amor del Señor? “Un amor que no aplasta, es un amor que no margina, que no se calla, un amor que no humilla ni avasalla…  un amor de todos los días, discreto y respetuoso, amor de libertad y para la libertad, amor que cura y que levanta” propone Francisco. Y cuando les pregunta si creen en ese amor, unánimemente responden “Si”

¿Creen que ese amor vale la pena?, pregunta el Papa a los asistentes. Y cuando le responden que sí, les dice: “En nombre de Jesús les digo: Vayan y hagan lo mismo.” Y agrega: “No tengan miedo de amar, no tengan miedo de ese amor concreto, de ese amor que tiene ternura, de ese amor que es servicio, de ese amor que gasta la vida”.

 “Lo más esperanzador de este encuentro”, dice Francisco, “son vuestros rostros, vuestra oración y cada uno volverá a casa con la fuerza nueva que se genera cada vez que nos encontramos con los otros y con el Señor, llenos del Espíritu Santo para recordar y mantener vivo ese sueño que nos hace hermanos y que estamos invitados a no dejar que se congele en el corazón del mundo”.

Es claro que Francisco vive lo que predica. Trata a los jóvenes con un gran respeto. No los trata como a niños; les habla como a los adultos que son o que próximamente serán. Les habla de responsabilidades muy serias y los jóvenes le responden. ¿No será qué, si siguen por este camino, serán los jóvenes los que nos pondrán el ejemplo a los demás?
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Antonio Maza Pereda

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