La Cartilla Moral y los Demonios del Edén
La verdad es lo que es
aunque se piense al revés.
– Antonio Machado
En el libro «Los Demonios del Edén», la periodista Lidia Cacho relata historias humanas. Estimula para entender mejor el mundo que nos rodea. Y vaya que cumple su propósito. Arroja la verdad sobre el caso real de niñas forzadas a tener sexo y ser grabadas.
Durante las semanas posteriores a la publicación (2004) el libro causó enorme revuelo. En su investigación, la periodista sorprendió a la sociedad al descubrir una gran red de prostitución y pornografía infantil en Quintana Roo. Dió a conocer diversos testimonios de protagonistas al tiempo que señaló nombres de potentes y prominentes promotores de la industria de la pornografía y la prostitución infantil.
El hecho no tendría mayor impacto social si fuera una actividad permitida legalmente en el país. Sin embargo, el caso viene a cuento porque aunque esta industria fuera legalizada, la razón natural nos advierte que ¡algo está podrido en Dinamarca! Es decir, no todo lo que se puede hacer es bueno hacerlo. No toda forma de ganar dinero es intachable aunque se lucre mucho.
En aquellos años y hasta la fecha nunca he escuchado que el expediente de los Demonios del Edén se deba a una intervención oculta de grupos religiosos que desean imponer su moral a toda la población.
Y no es así porque no es temática de religión. Es una trama que refiere a leyes naturales ya inscritas en el corazón del hombre y que disponenn la necesidad del cuidado de los niños en orden a su mejor educación y el bien del todo social y de la persona en particular.
El ser humano nunca puede ser tratado como medio sino como fin, afirmaba el gran filósofo alemán. Y esto es así por la esencial dignidad de todo hombre que coloca su origen y posición en el nivel superior de la pirámide de la creación material. Es el único ser con inteligencia y voluntad, facultades constitutivas dirigidas a conocer la realidad y hacer el bien en orden a su propia felicidad.
Por eso me alegro de la noticia siguiente: “Esteban Moctezuma, secretario de Educación, remarcó que la medida –distribuir la Cartilla Moral– forma parte de los esfuerzos de la administración federal para crear nuevas generaciones de ‘mexicanos incorruptibles'». Y añado: «de mexicanos que respeten los ordenamientos morales –no religiosos– insertos en su específica naturaleza racional».
“El funcionario resaltó que el texto forma parte del «esfuerzo de regenerar en México toda la ética y la moral». Insisto en la distinción: Etica natural y moral natural son sinónimos que refieren a la misma realidad humana. No son imposiciones religiosas.
La palabra ética proviene del latín ethĭcus, y esta a su vez procede del griego antiguo ἠθικός (êthicos), derivado de êthos, que significa fundamentar la manera de vivir una vida buena a partir de apoyos orientadores de la conducta humana, como leyes u ordenamientos que se descubren con el recto uso de la razon.
La palabra moral proviene del latín mōris, ‘costumbre’, y de ahí mōrālis, ‘lo relativo a los usos y las costumbres’ para vivir una vida buena.
La queja de Galileo Galilei en su Carta a la Duquesa Cristina no deja de ser convincente, porque el gran astrónomo italiano advierte que sus enemigos condenaron su libro sin haber leído las hipótesis de la mecánica celeste del sistema heliocéntrico.
“Al respecto, Jesús Ramírez Cuevas, vocero de la Presidencia de la República, dijo a principios de agosto que el texto busca recuperar el civismo y el humanismo”. Ninguno de los conceptos refieren a la religión. “La verdad es lo que es aunque se piense al revés”.
Invito a la lectura de la Cartilla Moral. El lector quedará satisfecho y sorprendido porque es una luz que ilumina el final del túnel. Es una propuesta ineludible que nos descubre el presidente para mejorar la situación del país que todos deseamos.
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Rubén Elizondo Sánchez