La indignación militar contra López Obrador

La indignación contenida durante varios meses entre las filas castrenses por diferir de fondo en decisiones del Presidente Andrés Manuel López Obrador, finalmente afloró tras la orden de liberar a Ovidio Guzmán López en el operativo realizado el 17 de octubre en Culiacán, Sinaloa.

Eso ha llevado al país a vivir una situación inédita en donde la institucionalidad de las Fuerzas Armadas ha sido colocada en un tenor no visto desde principios del siglo pasado.

“Nos sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados”, dijo el General de División en retiro, Demetrio Gaytán Ochoa en un desayuno del secretario Luis Crescencio Sandoval el martes 22 de octubre en el salón República de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) con decenas de generales.

“No podemos soslayar -advirtió el ex subsecretario de la Defensa a nombre de los invitados-, que el hoy titular del Ejecutivo ha sido empoderado legal y legítimamente. Sin embargo, es también una verdad inocultable, que los frágiles mecanismos de contrapeso existentes han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo, que viene propiciando decisiones estratégicas que no han convencido a todos, para decirlo con suavidad”.

Al final, Gaytán Ochoa hizo un llamado a cerrar filas en torno al titular de la SEDENA, aunque no se conoce la respuesta oficial que éste haya dado ese día.

El acto, realizado a cinco días de lo ocurrido en Sinaloa, iba encaminado a cerrar un ciclo de desencuentros, diferencias y acallamiento de voces críticas en las filas castrenses.

Desconciertos, críticas y acallamiento

Según militares de carrera, la primera sorpresa fue la designación como secretario de la Defensa del más joven de los generales de División, que no sólo rompió una tradición no escrita, sino que provocó desconcierto y enojo en la
llamada cúpula castrense.

El recelo hacia López Obrador lo había provocado ya durante su campaña con una serie de señalamientos en contra de las Fuerzas Armadas y se fue consolidando en muchas filas conforme se dieron algunas decisiones como la constitución de la Guardia Nacional; la decisión de dotar de recursos al Ejército fuera de la Ley, como los negocios inmobiliarios en Santa Fe o la tarea de construcción del aeropuerto de Santa Lucía, base estratégica en los planes de defensa nacional.

Ya en funciones, el Presidente también declaró que si de él dependiera, desaparecería a todo el Ejército.

El nivel de críticas al Presidente, Jefe de las Fuerzas Armadas, fue de tal nivel, que en junio de este año se filtró una orden del Jefe de Estado Mayor de la SEDENA para acallar las críticas al presidente López Obrador.

El memorándum interno ordena a los militares en retiro “que eviten hacer cualquier tipo de manifestación dolosa (sic) en contra del C. Presidente de la República a través de redes sociales o cualquier otro medio de comunicación…”

Al mes siguiente, en julio, en redes y después en algunos medios se publicó una carta del general de División en retiro, Sergio Aponte Polito, en el que denunció un resentimiento hacia las instituciones militares y llamó a la unidad, “a fin de contrarrestar con oportunidad y de manera pacífica las acciones de quienes desean desaparecer a las Fuerzas Armadas de México”.

Y remató con una advertencia: “Si no nos unimos y nos apoyamos mutuamente, mañana estaremos arrepentidos y lamentándonos de lo que no pudimos defender como soldados y marinos mexicanos”.

La alerta ciudadana

El martes 15 de octubre -dos días antes de los hechos en Sinaloa- diversas organizaciones ciudadanas entregaron en la oficina presidencial una carta abierta a López Obrador en la cual expresaron su respeto y apoyo a las Fuerzas
Armadas, “porque se necesitan para la seguridad ciudadana y porque la ciudadanía confía en el Ejército, Fuerza Aérea y en la Marina para construir la paz”.

En la misma, le expresaron su respaldo para un cambio en la estrategia de seguridad.

“El problema de la 4T es que se está nulificando la eficacia de las Fuerzas Armadas y por tanto la defensa de la seguridad ciudadana, al desmoralizar a los militares y deteriorar su prestigio ante la sociedad. Se ordena a los militares en la Guardia Nacional y a quienes aún permanecen en el Ejército, no ser proactivos contra los grupos criminales que desangran y expolian al país; y no responder a las agresiones de civiles, movidos por esos mismos grupos criminales”, se afirmaba en esa carta.

“Durante su gobierno se han producido al menos 12 agresiones de civiles desarmados contra militares que, por obediencia, toleran privación de la libertad, humillaciones, golpizas y hasta el despojo de sus armas de cargo. La no acción y las omisiones no han desprestigiado a los militares sino al gobierno”.

Dos días después, la humillación a los militares fue más que evidente en Culiacán y por eso cobran relevancia las palabras de Gaytán Ochoa cuando dijo que la situación actual les inquieta, les ofende eventualmente, pero sobre todo les preocupa, “toda vez que cada uno de los aquí presentes fuimos formados con valores axiológicos sólidos que chocan con las formas con que hoy se conduce al país”.

Y remató:

“Aquí no estamos soslayando la situación real. ¿Quién aquí ignora que el Alto Mando enfrenta, desde lo institucional, a un grupo de ‘halcones’ que podrían llevar a México al caos y a un verdadero Estado fallido?”.

Sólo un cambio en la estrategia de seguridad con una amplia participación ciudadana podrá marcar un nuevo rumbo para el país; de lo contrario, las advertencias ya fueron lanzadas desde las mismas filas castrenses.
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Mochila Política 94
Año 3, Octubre 25, 2019

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