La terquedad vs la realidad

Frente a un cuadro de riesgos cercanos cada vez más complejo en México, el gobierno cede terreno, planta distractores e impulsa su proyecto ideológico.

Día tras día los índices de inseguridad, de afectación de la economía, de mala gestión en el tema de la pandemia, han configurado un escenario para el cual el gobierno carece de respuestas institucionales, estructurales, y sólo atiende la coyuntura bajo cálculo político electoral.

Permitido desde el poder, los grupos radicales incorporados al partido oficial y al gobierno aprovechan el entorno para abrir disputas por espacios y por su proyecto ideológico.

Vamos por partes.

Como en política son poco creíbles las casualidades, la mañana del 22 de julio en «la mañanera» del presidente Andrés Manuel López Obrador hubo dos hechos significativos:

1) Se presentó el proyecto de reformas al sistema de pensiones; y, lo más importante, se revistió de un protocolo de formalidad y unidad al ser presentado por el secretario de Hacienda, líderes empresariales y obreros, así como líderes camerales.

Significativos los elogios de López Obrador a Carlos Salazar, dirigente del Consejo Coordinador Empresarial, a quien mantuvo distanciado durante varios meses.

A decir de los expertos, esta reforma es el proyecto financiero más importante del sexenio y la solución propuesta alejó los iniciales apetitos de un desconocido diputado federal del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) con una iniciativa para poner bajo control del gobierno los recursos de las Afores y las posteriores advertencias hechas por el Presidente en reiteradas ocasiones.

2) Ese mismo día por la tarde, en una sesión extraordinaria, la Cámara de Diputados aprobó casi por unanimidad la designación de cuatro nuevos consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) ratificado por los discursos de los representantes de cada una de las bancadas.

Reconocimientos al proceso, selección de los mejores perfiles y resguardo del árbitro electoral marcaron las líneas coincidentes en los posicionamientos en tribuna.

Morena no arrolló, no impuso a sus candidatos, a pesar de poder hacerlo, era primordial preservar el clima de cordialidad y aveniencia lanzado desde Palacio Nacional.

Un ingrediente de presión a éste y otros aspectos de la vida pública son los grupos radicales de Morena y aliados que tratan de ganar espacios con posturas ideológicas radicales.

Dos hechos marcan claramente esto último:

Primero, en el proceso de selección de los consejeros del INE un grupo de diputados liderado por Dolores Padierna intentó descarrilar el proceso para imponer los cuatro consejeros a modo bajo un critero estrictamente de afinidad ideológica.

Muchos de esos diputados (algunos del PT y del PES) son quienes en febrero pasado impulsaron la legalización del aborto a nivel federal.

Estos mismos grupos han sido quienes (con el respaldo de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero) han intentado los últimos meses legalizar el aborto en diversas entidades, pero ante sus fracasos maniobraron para subir el tema a la Corte

No estamos hablando de bloques definidos, sino de grupos y corrientes actuantes dentro del partido oficial y del gobierno, que se aglutinan en torno a temas de coincidencia ideológica o de algún otro interés y que frente a ello el Presidente no define posición y sí, en cambio, trata de llevar la atención mediátia hacia otros temas.

Ahí se inserta el Caso Lozoya; el regreso del avión presidencial y sus intervenciones en la mañanera en donde sus referencias ideológias se vuelven recurrentes al invocar a Francisco J. Mújica como figura moral en la política; o sus ocurrencias de decir que el avión presidencial debió llamarse Agustín de Iturbide, Porfirio Díaz o Carlos Salinas de Gortari.

Es una faceta de López Obrador que desde el gobierno carece de respuestas estructuradas para el futuro del país y por eso impone a las Fuerzas Armadas a resguardar los puertos y aduanas en lugar de asumir un criterio de Estado frente a la delincuencia organizada y lo gestiona frente a los medios con el relevo en la secretaría de Comunicaciones y Transportes y la imposición de una funcionaria sin experiencia en el área… y sin avisarle al nuevo titular de la SCT, que se enteró por los medios.

Sólo el tiempo dirá si se trata de un repliegue táctico o de una nueva etapa del gobierno federal, pero la terca realidad se impone y la mezcla de miedo por la violencia, el crecimiento de la pandemia y la crisis económica ensombrecen el futuro.

No hay soluciones de fondo, los pasos para reconciliación y la unidad del país quedan seriamente en duda cuando la Conferencia del Episcopado levanta la voz en contra de la pretendida legalización del aborto en la Corte o cuando figuras empresariales como Valentín Díez Morodo denuncian que el presidente patea las propuestas del sector privado.

Esa es la realidad, pero frente a eso, los grupos radicales de Morena terquean en su proyecto ideológico, ahora promueven que el Premio Nobel de la Paz se le entregue a los médicos cubanos que vinieron a “apoyar” en el combate a la pandemia, siempre escondidos por el gobierno y a quienes oficialmente se les pagaron decenas de millones de dólares… sin que se sepa realmente cuál fue su labor.
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Mochila Política 129
Julio 28, 2020, Año 4

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