Octavio Paz, “un mexicano universal”
Se cumplen ciento cinco años del natalicio del Premio Nobel mexicano de la Literatura, el poeta, ensayista y prolífico escritor, Octavio Paz.
En su magistral libro “El Ogro Filantrópico” (1979), Paz desmontó a detalle y con un admirable orden lógico, el serial -casi inagotable- de falacias y contradicciones del marxismo-leninismo. Vaticinó la autodestrucción de este sistema político, muchos años antes de la caída del Muro de Berlín (1989).
Este brillante intelectual mexicano impartió numerosas conferencias por todo el mundo advirtiendo sobre la amenaza permanente de las dictaduras y la necesidad de buscar sistemas políticos más civilizados, como: la democracia norteamericana, la de Francia, de Alemania, o bien, el sistema Parlamentario inglés… Pero a la vez reconocía que, también, la democracia occidental tenía sus serias deficiencias. Y que en este terreno no había dogmas, sino que había que intentar encontrar nuevas fórmulas políticas que respetaran la dignidad de la persona humana porque el llamado “Capitalismo Salvaje” de muchos gobiernos occidentales -que se decían libres y se autoproclamaban como “países modelo”- eran igualmente reprobables, injustos y atentaban contra los más elementales derechos humanos.
Octavio Paz nació el 31 de marzo de 1914 en el entonces pueblo de Mixcoac, cercano a la Ciudad de México. A través de diversas lecturas y conversaciones con amistades de ideología comunista, pronto simpatizó con el sistema marxista-leninista y sentía admiración por José Stalin, sucesor de Lenin, en el gobierno de la U.R.S.S. (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). Así que decidió –junto con su esposa, Elena Garro- apoyar a la España Republicana durante la Guerra Civil (1936-1939) y se trasladaron a Madrid, como también lo hicieron muchos otros intelectuales de países occidentales, entre ellos, George Orwell y Ernest Hemingway.
El punto de quiebre, fue cuando Adolfo Hitler de la Alemania Nazi y el dirigente soviético José Stalin acordaron repartirse “como botín de guerra” el territorio de Polonia. Alemania, en pocos días, invadió ese país y fue el detonador de la Segunda Guerra Mundial. Octavio Paz se sintió hondamente defraudado y se convenció que Stalin era tan sólo un ambicioso dictador como lo era Hitler y tantos otros a lo largo de la historia.
Así que decidió convertirse en “un buscador de nuevos caminos”. Los intelectuales de izquierda tanto de México como de muchos otros países, lo consideraron como “un traidor de la causa” y cortaron su relación con él. De hecho, su nominación al Nobel de Literatura en 1990 vino, sobre todo, a petición de muchos poetas e intelectuales de otros países, con quienes trabó una gran amistad, y lo invitaban con frecuencia a que diera lectura a sus obras poéticas y ensayos en numerosas universidades de Europa y Estados Unidos. Por ello, cuando le fue concedido el Premio Nobel, causó sorpresa en ciertos medios de intelectuales mexicanos que no compartían su postura política.
¿Qué nos aportan sus obras maestras, como: “Piedra de Sol”, “Itinerario”, “El Arco y la Lira”, “Libertad bajo Palabra”, “Pasado en Claro”, “Árbol Adentro”, “La Llama Doble”… Pienso que sus reflexiones nos dejan una valiosa herencia cultural no sólo para los mexicanos sino para la humanidad entera y nos ayudan a interpretar el pasado, a la vez que mirar hacia delante; para reflexionar y aprender lecciones sobre el presente y prever el futuro. Por ello se afirma, con acierto, que “Octavio Paz es un mexicano universal”.
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Raúl Espinoza Aguilera