Periodismo sensacionalista

Asombrar claramente a un lector es uno de los efectos más temibles de la comunicación. Los mensajes pueden ser verdaderos, falsos, o a medias, pero sobre todo esto último. En todo caso, el cronista requiere de valentía moral, porque si se disparan los resortes emocionales por motivos equivocados –somos seres sentimentales— es muy probable que el público encauce su enojo contra el medio informador.

¿Cómo se elaboran y perduran las noticias? Se esmeran simplemente en redactar con notoria gravedad y viveza lo que todos los demás medios dicen. Tiempo después no recuerdan lo que informaron y no dan mayor importancia a la nota. En el espectáculo informativo el momento es la causa de la nota. No hay que pensar en la verdad sino en lo políticamente correcto: quedar bien instalado en la coyuntura y, por supuesto, imaginarse distintos a los demás.

Opino que muchos líderes del imaginario colectivo reflejan privación tanto de fortaleza moral como de robustez inmoral. Me explico. Cuando se deciden por triturar algo nunca tocan lo grande y lo real, pues no podrían soportar las críticas sin desequilibrarse. Por ejemplo, nunca arremeten en serio contra las asimetrías militares, o de la marina; tampoco confrontan errores de los poderes de la unión o las formas de gobierno. Y mucho menos contra las ahora denominadas preferencias sexuales. Tampoco exhiben el brío inmoral porque no se comprometen con el desatino. Van acomodándose a la circunstancia, porque es la mejor forma de quedar bien con los poderes fácticos. Es posible que la observancia de la línea recibida se enmascare con la aceptacion de otros bienes. ¿Cómo sofocar la difusión de mentiras y patrañas?, ¿quién debe implicarse en el esfuerzo por conocer la verdad?, ¿le corresponde a los medios?, ¿cómo defender la tendencia natural de todo ser humano a conocer la verdad?, ¿cómo evitar que nos engañen?. Muchas veces me pregunto, ¿existirá alguna persona ávida de confusión y embrollo?

¿Qué decir sobre el periodismo de organizaciones no gubernamentales o de ciudadanos? El acceso a Youtube es muy sencillo. Cada uno con su celular y cámara de video es fuente de noticia con camino abierto a la World Wide Web. La ciudadanía no carece de inventiva ni de objetividad en relación con las nociones éticas básicas. Si el periodismo sensacionalista continúa defendiendo la dictadura del relativismo frente a las nociones inmutables, no es de extrañar la desaparición de la objetividad en la sociedad actual.

Una forma de “poner patas” a estas ideas que desacreditan la verdad, consiste en convencernos de que la realidad es solo percepción, o múltiples modos de valorar, o de comprender e interpretar el entorno social. Cada uno—nos dicen– construye su propia weltanschaüng, su personal cosmovisión. Esto es cierto en considerables cantidades de conocimientos, situaciones y gustos, pero no en toda la realidad. Desconocer los pequeños matices extrasubjetivos que conforman la ley natural moral implica necesariamente buenas dosis de constructivismo social con la consecuente pérdida de valor objetivo. Quién pretenda ser realista, pierde prácticamente su carta de ciudadanía y se vuelve un residente de segunda clase condenado, en el mejor de los casos, a recluir al interior de la mente su propia forma de pensar. La realidad y la objetividad tienen mala prensa en la actualidad.

El desenlace lógico de esta falta de lógica natural contribuye de manera decisiva a la salvaguarda de la manipulación. Por la imposición de una manera de pensar que desacredita directamente la libertad de pensar se intenta defender la libertad de pensamiento. ¿Quién se atreve a desmentir tan gran logro de la libertad?

Como escribí al inicio, los mensajes suelen ser verdaderos, falsos o a medias, pero sobre todo esto último. Las medias verdades son mentiras, y las medias mentiras nunca serán verdades. Gran bien causarían los informadores si reconocieran que no existe la libertad absoluta para el ser humano. Estamos limitados por leyes físicas, psicológicas y morales. Si atendieran a la orientacion natural de todos a conocer la realidad, captarían más lectores, poque evitarían las fake news y aceptarían que estamos ligados a la realidad de los hechos. Por que la realidad siempre significará más que la idea.
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Rubén Elizondo Sánchez

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