Poder, dinero y felicidad, ¿para qué?
Caminaba por un palacio dorado. Cristales, vitrinas deslumbrantes y escaparates multicolores. Me parecía un montón de luciérnagas a quienes no les faltaba nada, pero vagaban en busca de algo. Criaturas sorprendentes. Un caos ordenado. Mientras más tienen más quieren, pensaba. Barriles sin fondo. Tal vez en busca de felicidad.
Me daban ganas de comprarlo todo. Porque siempre escuchas un mensaje que te dice: “te falta esto y aquello”. El cerebro no para. Se asemeja a una máquina para hacer dinero. ¿Qué nos impulsa? En realidad, es la emoción del deseo la que nos mueve para poseer un bien que esconde alegría y gozo. Pero antes, debes creer que no estás satisfecho.
Quizás sea el síntoma de otra enfermedad. Y es que resulta muy fácil perder el equilibrio cuando se nos encaja una saeta de marketing. ¿Será viable vivir así? Finalmente moriremos sin llevarnos nada de este mundo.
“Aquí yace Humberto Romero”, se lee en el epitafio. Y continúa, “De joven perdió la salud por conseguir dinero. De viejo perdió el dinero por conseguir la salud. Aquí, sin salud, y sin dinero yace Humberto Romero”. Siempre me he preguntado ¿por qué somos así?
La encrucijada que vivimos es histórica. La provocación al medio ambiente es tan profunda que nos compromete a intervenir. La codicia es desmesurada, el afán desordenado de bienes reclama la intervención del poder y del dinero para no perder el sendero de la felicidad y mantener el equilibrio ecológico.
Creamos cultura, pero no podemos vivir eternamente. Este mundo es transitorio, somos fugaces y lo olvidamos. Anhelamos la sensación de felicidad a través de la posesión de bienes materiales. Los animales consumen unicamente lo que necesitan, pero el ser humano quiere más porque no se satisface con lo que ya dispone.
Queremos cada vez más, más, y más… ¿será el secreto del éxito y de la felicidad? La inclinación a la codicia es muy fuerte y la avaricia es excesiva. Presenciamos y padecemos un fenómeno interesante.
Sólo hay una salida: la autolimitación, el autocontrol, encontrar el justo medio en el uso de los bienes materiales. El ejercicio de las virtudes de la templanza y la fortaleza es cada vez más importante. No se puede poseer todo. ¿Cómo reacciono cuando otro tiene más? Conjeturas de fin de año y vislumbres del futuro ya presente.
Me decía un conocido: “yo cai en eso del consumismo, pero un dia desperté y me di cuenta que no me satisfacía, dejé mi trabajo esclavista que tenia, cancelé tarjetas de crédito y puse un negocio. No me voy a hacer rico con él, pero tengo tiempo para ver a mis hijos. Dejé el auto y me volvi a comprar una bicicleta, ahora mis hijos salen conmigo los domingos a carretera y en familia, y sí cambió mi vida para bien. El materialismo lo único que hace es frustrar a la persona y la vuelve deprimida, grosera, insatisfecha, infeliz. Bueno, ahora me siento muy bien”.
El éxito se encuentra en la felicidad. Sin embargo, es muy escurridiza cuando se debilita nuestra mirada y se dirige exclusivamente hacia los bienes perecederos y caducos.
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Rubén Elizondo Sánchez