Reflexiones desde mi cuarentena (¡Ya sáquenme a dar la vuelta!)
Seguramente escritores como Miguel de Cervantes, Octavio Paz, Juan Rulfo o Gabriel García Márquez habrían aprovechando la situación en que nos encontramos a causa del Coronavirus, para dar rienda suelta a su genio literario.
En contraste, una gran mujer, de aguda visión y fina pluma, dejó de lado sus versos y sus escritos para dedicarse generosamente a atender a los infestados por la grave peste surgida en la Ciudad de México en 1695, que cobró la vida de hasta “nueve de cada diez religiosas del convento de San Jeronimo”, entre ellas la de Sor Juana Inés de la Cruz, mujer a la que nos referimos.
Nacida en San Miguel Nepantla, bajo el nombre de Juana Inés de Asbaje, ha sido considerada una de las glorias de las letras novohispanas, pues su mente bordó con gran categoría lírica autos Sacramentales, prosa y teatro.
Por otra parte, hace algunas semanas se llevó a cabo la protesta y manifestación de las mujeres en muchos rincones de México y de la Tierra, y me parece que tuvieron toda la razón, pues todos somos padres, hermanos, esposos, amigos, de mujeres cuyo empeño, gracia, belleza, o simplemente por el hecho de ser, merecen lo mismo que todo hombre o niño: vivir en paz y dignamente. En su momento publiqué un artículo en apoyo a todas nuestras maravillosas mujeres, aquí en Diario Nueva Visión.
Pero, hay un detalle que no encaja en las peticiones de algunas de nuestras encantadoras damas: el aborto. Me parece francamente inadecuado, de mal gusto y contradictorio, que algunos grupos de las manifestantes pedían se respetaran sus vidas, pero a la vez solicitaban se les autorizara matar a sus hijos; ¿o qué, el aborto no es eso? No puede ser que yo pida se respete mi vida y por contra se me permita cometer el mismo crimen sobre mis descendientes, por el hecho de que por unos meses ocupan mi cuerpo. ¿Acaso, no llegué yo así?, ¿no nació así mi madre, mi padre…?
Una reflexión sobre el Golf
Mucho me extrañó no ver ninguna manta en la manifestación por la vida y seguridad de las mujeres, sobre un deporte que aparentemente incluye en su nombre un abierto rechazo hacia ellas, al menos eso se comenta, y que posee la más bella de todas las superficies deportivas: el GOLF.
Se dice que ese deporte -en que han destacado en México más las mujeres que los hombres a nivel internacional, recordemos a Lorena Ochoa-, está formado por el acrónimo de las siguientes palabras: «Gentelmen Only, Ladies Forbidden» (GOLF), lo cual, traducido al español, significaría: «Sólo Caballeros, Mujeres Prohibidas».
Hay quienes afirman que es ésta una leyenda popular -bastante extendida por cierto-, que su nombre deriva del escocés y alguna mezcla de cierta palabra holandesa que juntas forman el vocablo GOLF, que significaría CLUB. Sea ésta o no la realidad, una antigua realidad, pues parece haberse formado en los siglos XIII o XIV.
Tal vez sea ya tiempo de rebautizar a tal juego con un nuevo nombre que no fustigue rencillas de género. Rogamos a nuestros lectores propongan -con toda seriedad- términos para dar un nuevo nombre al GOLF. Yo sugiero, por mi parte, en el idioma escocés, en atención a que fueron los escoceses quienes idearon el juego:
TODAS Y TODOS POR IGUAL…
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Jesús Galera Lamadrid
Desde mi “escondite”