Reflexiones desde mi encierro
En estos tiempos que atravesamos “forzados a un encierro digamos a criterio”, sin llegar a la situación radical de otros países en que seguramente han influido factores tales como el clima, la velocidad del contagio inicial, la cercanía china o el contacto con este país asiático…, vienen a nuestra mente infinidad de temas.
En situaciones como la que nos toca vivir, surgen conductas maravillosas, que te hablan de lo extraordinario que puede resultar el ser humano. Por ejemplo, hace unos días tuve que ir a la farmacia a comprar un cortauñas, y cuando entré, pregunté a la dependienta si me aceptaba pago con tarjeta de débito, me respondió que para ello requería que mi consumo fuera de al menos cincuenta pesos, lo cual me pareció muy razonable.
En consecuencia, empecé a buscar algún producto que complementara mi consumo para llegar al mínimo requerido, cuando un amabilísimo joven -un tipazo, diría yo- extendió un billete de cincuenta pesos y me dijo algo así como: “No se preocupe, déjeme pagar”. Sorprendido, volteé la cabeza para ver a mi patrocinador espontáneo, un hombre joven a quien nunca había visto. Por supuesto, agradecí el fino detalle, y entretanto, hallé en mi bolsillo el billete que no encontré al llegar a la farmacia.
Gente como este hombre joven hay muchísimos en nuestro país. Son personas que construyen y nos mantienen a salvo. Claro que, por otro lado, hay gente grosera, neurótica, «transa» o individuos ineptos que causan daño y complican la existencia de los demás.
Tal ha sido el caso de algunas personas que -de acuerdo a los noticiarios- han sido poco cordiales con médicos, enfermeras y gente del ambiente sanitario, cuando que deberíamos agradecerles.
Por eso, quiero yo, modesto ciudadano, agradecer a tanta gente que hace que nuestra sociedad siga funcionando, a pesar del riesgo que pueden correr. Así que, desde DIARIO NUEVA VISION, vaya una felicitación a todos ellos:
FELICIDADES a médicos, enfermeras, afanadoras, investigadores, camilleros, farmacéuticos, gente que labora en supermercados, en capillas ardientes, enterradores, servicios de limpia, funcionarios bancarios, funcionarios privados y públicos, y a toda la gente buena de México. Un ABRAZO VIRTUAL PARA TODOS USTEDES… DIOS LOS BENDIGA. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS. Son ustedes los que evitan que México colapse. Son ustedes el orgullo de nuestra nación.
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Jesús Galera Lamadrid