Robos y errores. Cartilla Moral: ¿pantalla o convicción?
Alfonso Reyes escribió: “La conciencia moral aprueba o reprocha nuestra conducta independientemente de que nuestra actuación haya sido vista o no, por otras personas. La conciencia moral nos ordena la conducta justa, aun cuando las personas con las que interactuamos no se den cuenta». (Cartilla Moral, p.45-46 Ref. 17)
El caso es que nos dimos cuenta. El video no miente, a menos que haya sido sometido a manipulación o actuación. Pero no lo parece.
Sin video, la acción del embajador Valero ¿se clasificaría como robo o debe definirse simplemente como un error? Y es que todos sabemos que no es correcto ni justo apropiarse de los bienes ajenos, sea un libro, un alfiler o un millón de pesos.
Si la voluntad expresa del dueño permite la acción de adquisición de su propio bien, entonces no se puede clasificar como robo. Mas bien sería una especie de donativo.
Sin embargo, no es el caso. Detuvieron al embajador y se le acusó de robo. ¿Robo sin importancia?, ¿simple error?
Leamos de nuevo: “La conciencia moral nos ordena la conducta justa, aun cuando las personas con las que interactuamos no se den cuenta”. El agente de seguridad que examinó el video, ¿por qué detuvo al embajador?
No lo observó nadie más. La conducta del embajador ¿fue justa? Se le denomina robo a ese acto libre, en cualquier lugar del orbe, siglo, cultura, país.
Sin video del robo, ¿sería robo o simplemente error, o nada? Me parece que el sentido común indica que además de error –en general—es un tipo de error que se califica de robo.
¿Qué tan grave es robar un libro? La acción de robar no es moralmente buena. ¿A qué ser humano le gusta que le roben algo de su propiedad? Pero tampoco es simplemente un error. ¿Quién no comete errores?
Para otorgar la calificación moral adecuada al robo del libro que se transmitió en redes sociales, se necesita considerar la acción misma, el monto del robo, la finalidad de quien sustrajo el libro y las circunstancias que rodean al acto de robar, como por ejemplo la calidad moral de la persona.
Me preocupa, y no poco, que el presidente diluya el robo y lo defina sólo como error. El que comete errores no necesariamente ejecuta robos. Estamos ante un caso que puede desterrar definitivamente la propuesta de la cartilla moral. Esto es así, porque si el presidente propone recuperar la ley natural como guía de los actos humanos justos y no acepta lo que propone porque no lo llama por su nombre, ¿qué autoridad moral se le debe conceder? Me parece que muy poca, aunque la ley natural continúe en el interior de los seres humanos.
El problema de fondo es el de siempre: mejor utilizar eufemismos para dejar a un lado la realidad. Si este es el camino de la 4t, entonces no llegaremos a buen puerto, y la Cartilla Moral será una simple caricatura de escaza madurez intelectual.
El único antídoto contra el atropello y tiranía de la sinrazón es la firmeza de criterio para aceptar que existe la verdad y que ésta debe ser reconocida. El robo debe ser reconocido como robo, tal cual.
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Rubén Elizondo Sánchez