Trabaja sin tensiones
Cuando nos tensionamos tendemos a echarle la culpa al otro y no nos damos cuenta que parte importante para conservar la serenidad y la paz interior se encuentra en nosotros y, por lo tanto, dentro de nuestra zona de control: en nuestras actitudes.
A continuación exponemos cinco áreas para examinarnos e identificar lo que nos perturba y trabajar sin tensiones:
1. Identifica el origen de las tensiones, por ejemplo:
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Roces –por menudencias- con personas cercanas, a los que se les da demasiada importancia.
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Falta de interés por la gente.
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Poner mal ejemplo, en cuanto a los plazos de entrega.
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Actitudes contradictorias hacia los subordinados.
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Prometer cosas, sin intención de cumplir.
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Indecisión y evasión ante los problemas.
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Miedo a desorganizarse cuando surgen emergencias.
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Trabajar en un departamento desorganizado, desordenado y carente de entusiasmo.
2. Falta de tiempo
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Aprende a priorizar
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Da importancia a lo importante.
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Lo importante y a la vez urgente debes esperar, precisamente para pensar soluciones con alternativas, y, en su caso, optar por la que más prometa.
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Lo muy urgente y que no es importante, trata de delegarlo.
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Haz lo que debes hacer y está en lo que haces.
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Prevé, descubre los posibles problemas con anticipación, crea las oportunidades y sé sagaz para poner los medios en el momento preciso.
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Identifica y minimiza los “robadores” de tiempo.
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Disciplínate y organízate. Entregar las cosas a tiempo es muy importante.
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Mantén la visión de conjunto.
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3. Aumenta tu responsabilidad contigo mismo y con los demás
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Disculpa siempre y aprende a comprender, poniéndote en el lugar de la otra persona, con actitud de ayudarla.
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Las personas son lo más importante, interésate por sus cosas y trata a las personas con la dignidad que se merecen, son hijas de Dios.
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Confía en la personas. Nada hay tan eficaz como confiar, serás correspondido por tu gente.
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Estimula la responsabilidad y la creatividad, y escucha a la gente. La mayoría de las ideas saldrán de ellas.
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Sé sincero y sencillo. Esta actitud hará que los demás tengan confianza en ti.
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La amabilidad te hará accesible a todos.
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Afronta los problemas conforme se te van presentando, y priorízalos.
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Las emergencias te llevarán precisamente a ser más ordenado.
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Ordénate y el orden te guardará.
4. Reconoce tus posibilidades
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Mantén la visión de conjunto.
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No te comprometas a hacer nada que te sea imposible realizar o que esté fuera de tus posibilidades. Para ello, es necesario que reconozcas tus limitaciones, tus puntos fuertes y tus puntos débiles, capacidad de servicio, etc.No sólo lo personal, sino también, también lo del departamento o empresa.
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Busca toda la ayuda que sea necesaria.
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Tus superiores deben saber lo que pueden esperar de ti y tú debes saber hasta dónde puedes apoyarte en tus subordinados.
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Si deseas producir cambios positivos en los que dependen de ti, desarrolla con ellos planes de capacitación y formación. Esto cambia las actitudes, haciendo a la gente más eficaz y positiva.
5. Desarrolla un plan personal de acción. Despreocúpate, pero ocúpate de que el plan funcione
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Este plan de acción debe ser concreto y realista, con metas contabilizables.
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Gabriel Martínez Navarrete