La creación de dinero no hace crecer la economía

Frank Shostak
«Cortesía de la Biblioteca Ludwig von Mises»

La opinión de que más dinero puede revivir una economía se basa en la creencia de que el dinero transmite su efecto estimulante a través del gasto agregado. Con más dinero en el bolsillo, la gente podrá gastar más y el resto seguirá su ejemplo. El dinero, en esta forma de pensar, es un medio de pago y de financiaiento.

El dinero, sin embargo, no es un medio de pago sino un medio de intercambio. Sólo permite a un productor intercambiar sus productos con otro productor. Los medios de pago son siempre bienes y servicios reales, que pagan por otros bienes y servicios. Todo lo que el dinero hace es facilitar estos pagos. Hace posible el pago de bienes y servicios.

Por ejemplo, un panadero cambia su pan por dinero y luego usa el dinero para comprar zapatos. No paga por los zapatos con dinero, sino con el pan que ha producido. El dinero sólo le permite hacer este pago. (La producción de pan por parte del panadero también da lugar a su demanda de dinero).

Cuando hablamos de la demanda de dinero, lo que realmente queremos decir aquí es la demanda del poder adquisitivo del dinero. Después de todo, la gente no quiere una mayor cantidad de dinero en sus bolsillos sino un mayor poder adquisitivo.

La verdadera fuente de riqueza

Contrariamente a la forma de pensar popular, la puesta en marcha de un consumo sin respaldo a través del bombeo monetario sólo sofocará, y no promoverá, el crecimiento económico. Esto se debe a que el consumo sin respaldo debilita el flujo de ahorros reales y, por lo tanto, agota la fuente que financia el crecimiento económico real. Si fuera de otra manera, la pobreza en el mundo habría sido eliminada hace mucho tiempo.

La única razón por la que puede parecer que las políticas monetarias laxas hacen crecer la economía es porque el ritmo de generación de ahorro real es lo suficientemente fuerte como para absorber los aumentos del consumo no respaldado.

Sin embargo, una vez que el ritmo de consumo sin respaldo llega a una etapa en la que el flujo de ahorro real desaparece por completo, la economía cae en una depresión económica. Cualquier intento del banco central de sacar a la economía de la depresión mediante un mayor bombeo monetario empeora mucho las cosas, ya que sólo refuerza el consumo sin respaldo o improductivo, destruyendo lo que queda del ahorro real.

El colapso de las fuentes de crecimiento económico real expone los préstamos de reserva fraccionados de los bancos comerciales y aumenta el riesgo de una corrida de los bancos. Para protegerse a sí mismos, los bancos restringen su creación de crédito de «la nada». Bajo estas condiciones, un mayor bombeo monetario no puede levantar los préstamos de los bancos. Por el contrario, más bombeo destruye más ahorros reales y destruye más negocios, lo que a su vez hace que los bancos sean reacios a expandir los préstamos.

En estas condiciones, es probable que los bancos acepten prestar sólo a empresas solventes. Sin embargo, a medida que se profundiza la crisis económica, se hace mucho más difícil encontrar empresas solventes. Además, debido a la relajación de la política monetaria, el entorno de intereses bajos en un contexto de riesgo creciente disminuye aún más la disposición de los bancos a conceder créditos. Todo esto ejerce una presión a la baja sobre las existencias de dinero.

Por lo tanto, el banco central puede encontrarse con que, a pesar de su intento de inflar la economía, la oferta de dinero comenzará a caer. Obviamente, el banco central podría compensar esta caída mediante un agresivo bombeo monetario, también podría monetizar el déficit presupuestario del gobierno, podría enviar cheques a todos los ciudadanos. Todo esto, sin embargo, sólo socavaría aún más los ahorros reales y devastaría la economía real.
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