Con Biden regresa el intervencionismo militar en Medio Oriente
Daniel McAdams
«Cortesía de la Biblioteca Ludwig von Mises»
La verdadera mano dura de lo que será la política exterior de la administración entrante de Joe Biden está empezando a materializarse, luego de los grandes bombardeos de ISIS en Bagdad, muy oportunos por cierto, ya que han abierto la puerta para que la administración Biden no sólo cancele el retiro de tropas del Presidente Donald Trump de Irak, sino que también comience a enviar tropas de regreso a Irak.
¿Esto va a ser la Guerra de Irak 4.0? ¿3.7? ¿5.0? Cualquiera puede adivinarlo.
Si Biden utiliza este repentino y conveniente malestar en Irak como detonante para devolver las tropas (y bombas) estadounidenses, no debería sorprender a nadie. Basta sólo recordar lo que señala la Profesora Barbara Ransby en este video,
Efectivamente, Biden no sólo votó «sí» a la autorización de usar la fuerza para hacer que el desastroso ataque de 2003 en Irak ocurriera, sino que hizo mucho más, pues usó todo el poder de su posición como presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado para asegurarse de que el Senado aprobara la guerra de George W. Bush contra Irak basada en mentiras, e impidió que cualquier experto que desafiara la narrativa de «Saddam tiene armas de destrucción masiva (ADM) y está a punto de usarlas» fuera escuchado por los miembros del Congreso, garantizando que sólo se escuchara la narrativa proguerra.
Es por eso que Joe Biden es igualmente responsable, tanto como Bush o Cheney, de la invasión estadounidense de Irak en 2003, que mató a un millón de civiles iraquíes. Y bien podría estar llevándonos de vuelta.
Una figura de la administración Biden que jugará un papel fundamental en el retorno de Estados Unidos a su hiperintervencionismo en Medio Oriente es el secretario de Estado nominado Anthony Blinken, quien, como miembro del personal del Senado de Biden en 2003, ayudó al entonces presidente del Comité de Relaciones Exteriores a crear una coalición proguerra en el Partido Demócrata para apoyar el impulso republicano del presidente Bush para la invasión.
Más tarde Blinken fue el asesor de seguridad nacional adjunto de Obama, y logró convencer a los medios de comunicación de que destruir tanto a Libia como a Siria era una idea fantástica. Ambos países se ahogaron en el baño de sangre de «liberación» de la administración Obama, y ninguno de los dos se ha recuperado de la «democracia» traída por Washington.
Tenemos que agradecer al Senador Rand Paul (R-KY) por al menos sacar a relucir el hecho de que Blinken se ha equivocado de desastre en desastre en materia de política exterior, lo que sólo consigue que lo promuevan en Washington, DC.
En la audiencia de confirmación de Blinken, Paul le recordó a Blinken su adicción a la intervención en el Medio Oriente, y le dijo que «la lección de estas guerras ¡es que el «cambio de régimen» no funciona!»
Y sí, el senador Paul tiene razón. El «cambio de régimen» no funciona, porque mata o destruye las vidas de los más vulnerables, que son los pobres y los inocentes; y son los civiles los que siempre sufren cuando son «liberados» por Washington.
Así que, amigo lector, ¡abróchate el cinturón, como aconsejó el líder de la mayoría del Senado Schumer, pues hay mucho intervencionismo estadounidense en la cola. Hay un montón de muerte y destrucción a ser desatada por Biden, Blinken, y su banda de «humanitarios».
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