Sacerdote combate indiferencia religiosa con “capilla rodante”
La Parroquia de Santa Bernardita, a cargo del Padre Omar França-Tarragó, ubicada sobre la Avenida Italia esquina con la calle de Caldas, en el barrio Malvín Nuevo, Montevideo, Uruguay, inauguró este domingo, 4 de agosto, una capilla rodante, una propuesta sin antecedentes en Uruguay, que busca “llevar la Iglesia” a las ferias del barrio.
Se trata de una original iniciativa del Padre Omar Franca para combatir la fuerte indiferencia hacia lo religioso que se vive en su país, uno de los cuatro países más ateos del mundo, según datos de los Institutos Sociológicos.
El Párroco explicó en un artículo publicado en El País que, a pesar de los intentos de buscar distintas estrategias de acercamiento, no ha obtenido grandes resultados. Es por ello que, observando personalmente la feria, vio que había muchos vehículos preparados para vender pescados, quesos, incluso unidades coronarias móviles para atender a pacientes, y pensó en hacer lo mismo con la capilla móvil, es decir, “hacer que la Iglesia se ponga donde está la gente”.
La «capilla rodante» vista por dentro
La capilla rodante es un pequeño camión especialmente acondicionado para este nuevo proyecto. En la parte de atrás hay un ambiente con sillones, libros de oraciones y biblias, así como música religiosa. Se accede por la parte trasera, subiendo una escalera y atravesando un cortinado.
Un cartel colocado a un costado del vehículo dice: “Te invitamos a subir a tener un momento de paz, oración o meditación espiritual”. Otro cartel, situado abajo, dice: “En la cabina de esta capilla el sacerdote está a su disposición para escucharlo y asesorarlo en cualquier consulta confidencial”.
Los vecinos podrán encontrar allí un ambiente de serenidad donde rezar con calma. El sacerdote estará en la parte de la cabina del conductor, disponible para quienes quieran aprovechar para entrar, confesarse o conversar con él.
“Este sería el sentido –dice el sacerdote uruguayo–, en la cabina está el sacerdote y en el asiento del acompañante puede subir cualquier persona para dialogar personalmente con él en un ámbito confidencial y sin que atrás se oiga nada de lo que sucede adelante”. En la capilla además, hay espacio para dos personas simultáneamente sentadas y una tercera de pie.
Desde la cabina y gracias a un circuito cerrado de televisión, el sacerdote podrá ver quiénes están en la parte trasera. De esta manera, se presta atención a la seguridad de la experiencia. El vehículo irá a las tres ferias del barrio, en las calles Aceguá, Dalmiro Costa y Santiago de Anca.
La construcción de esta capilla rodante demandó cerca de dos meses y medio.
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