Avanza Sistema Anticorrupción, pese a obstáculos
En un país como México, en donde la credibilidad de la democracia está por los suelos debido a la corrupción galopante que se manifiesta en más de 220 millones de actos de corrupción administrativa tan sólo en un año, según la Encuesta Nacional de Corrupción y Buen Gobierno, que obliga a los mexicanos a destinar el 14% del ingreso familiar al soborno para facilitar los trámites y conseguir la provisión de los servicios públicos, según un estudio de Transparencia Internacional, parecería una tarea imposible el tratar de erradicar la corrupción…
Pero la buena noticia es que sí se puede, como lo asegura Eduardo Bohórquez, director general de Transparencia Mexicana, quien dice que con la implementación del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), como sociedad hemos abandonado ya la idea de que la alternancia o las elecciones resuelven por sí mismas todos los problemas del país; y por el contrario, vamos entendiendo que la forma en que podemos preservar nuestra democracia es controlando la corrupción.
Bohórquez destaca que el naciente SNA es incómodo para la clase política porque expone quién no está haciendo su parte y qué está fallando en la estrategia anticorrupción.
En otras palabras, si bien es cierto que el SNA todavía no es capaz de desmantelar las redes de corrupción que se enquistaron en el Estado mexicano, y mucho menos lo es para restaurar la confianza pública, empieza a evidenciar cuáles piezas de la fiscalización y el control del gasto público son mera simulación y por qué buena parte de las inversiones en esta materia no han dado resultado.
En este sentido, el balance del primer año de operación del SNA es contundente, porque su primer resultado SNA fue mostrar que durante años los poderes del Estado han hecho mucho precisamente para que no pase nada. Ahora empezamos a comprender cuáles son los fusibles que fallan de forma sistemática y continua, cuáles instituciones son de papel. Y de manera simultánea, la ciudadanía expresa que cada vez entiende mejor que un sistema anticorrupción incapaz de eliminar las redes de corrupción es inaceptable para la sociedad.
El director general de Transparencia Mexicana dice que, ante el tamaño de la tarea, la primera idea que se nos viene a la mente es frenar, detenerse, pero señala que así es la construcción de instituciones, y se muestra convencido que la versión 2.0 del SNA tiene mucho que aprender de sus primeros doce meses de operación… Y no se trata de gradualismo, sino de mejora continua.
Estas sí que son buenas noticias para este 2018.
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