Cierra Tribunal Penal Internacional para ex-Yugoslavia
El Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia (ICTY por sus siglas en inglés) cerró este jueves en La Haya, tras 24 años de actividades. “Fue el pionero de la creación de la arquitectura contemporánea de la justicia criminal internacional”, subrayó el Secretario General.
Creado en 1993 para investigar los crímenes cometidos durante las guerras en la ex-Yugoslavia y enjuiciar a sus responsables, la llamada Corte de La Haya sentenció a 90 personas después de 10,000 días de sesiones y casi 5,000 testimonios.
Uno de los juicios más destacados fue el del ex líder serbo-bosnio Radovan Karadžic, que fue condenado en marzo de 2016 a 40 años de prisión por crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio durante la guerra de Bosnia. El fallo consideró al acusado culpable de actos de genocidio en la ciudad de Srebrenica, donde en 1995 fueron asesinados 8,000 hombres musulmanes, y durante el sitio de Sarajevo, donde murieron cerca de 11,000 personas.
En noviembre de 2017, se sentenció a cadena perpetua al ex comandante del Ejército Serbo-bosnio Ratko Mladic por genocidio, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad cometidos contra los musulmanes bosnios. Los magistrados determinaron que Mladic, de 74 años, fue responsable de persecución, exterminio, asesinato y deportaciones en Srebrenica en 1995, donde murieron unos 8,000 musulmanes bosnios, en su gran mayoría niños y hombres.
“Ese genocidio seguirá persiguiendo a la conciencia internacional”, dijo Antonio Guterres, que atendió la ceremonia de clausura este jueves en La Haya.
El titular de la ONU reconoció que “toda la comunidad internacional, incluyendo las Naciones Unidas, tuvieron que reconocer su parte de responsabilidad para la masacre” de Srebrenica.
El tribunal, el primer de ese tipo después de los de Nüremberg y de Tokio que investigaron los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial, permitió que se hiciera justicia. El Secretario General rindió homenaje a los que tuvieron el coraje de testificar ante la corte.
“El tribunal dio voz a las víctimas, a personas que vivieron una violencia atroz y pérdidas trágicas, incluyendo mujeres y niñas. Tuvieron la oportunidad de contar sus historias, grabar oficialmente sus experiencias y ver que los responsables que cometieron los crímenes rindan cuentas ante la justicia”, aseveró.
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