Exhorta el Papa a “estar atentos y vigilantes”

En el Primer domingo de Adviento, en que la Iglesia inicia se prepara para el nacimiento de Cristo en la historia humana, el Papa Francisco reflexionó sobre la espera atenta y vigilante.

“Estar atentos y velar”, para no estar más “perdidos en nuestros pecados y en nuestras infidelidades” y “permitir a Dios poder irrumpir en nuestra existencia”, exhortó el Papa Francisco antes del rezo del Ángelus de este domingo.

Hoy inicia el “camino del Adviento, que culminará en la Navidad”, dijo a los fieles, para luego explicar que “el Adviento es el tiempo que se nos da para acoger al Señor que viene a nuestro encuentro, también para verificar nuestro deseo de Dios, para mirar hacia adelante y prepararnos para el regreso de Cristo”.

Precisó que Jesús “regresará a nosotros en la fiesta de Navidad, cuando conmemoraremos su venida histórica en la humildad de la condición humana”; pero destacó, asimismo, que “Él viene dentro de nosotros cada vez que estamos dispuestos a recibirlo, y vendrá de nuevo al final de los tiempos «para juzgar a los vivos y los muertos»”.

Dijo que “por eso debemos estar siempre prevenidos y esperar al Señor con la esperanza de encontrarlo. La liturgia de hoy nos introduce precisamente en el sugestivo tema de la vigilia y de la espera”.

Meditando sobre el Evangelio de este domingo, en el que Jesús advierte y exhorta a estar prevenidos para su llegada, «no sea -dice el Señor- que llegue de improviso y los encuentre dormidos», el Papa Francisco precisó que el requisito para que Dios irrumpa en nuestras vidas, y le restituya significado y valor con su presencia, es: ser personas “atentas y vigilantes”, tal y como lo pide el mismo Jesús.

¿Y qué significa estar “atentos y vigilantes? El Papa Francisco lo describe de esta manera:

  • La persona que está atenta es la que, en el ruido del mundo, no se deja llevar por la distracción o la superficialidad, sino vive en modo pleno y consciente, con una preocupación dirigida en primer lugar a los demás. Con esta actitud somos conscientes de las lágrimas y las necesidades del prójimo, y podemos captar también las capacidades y cualidades humanas y espirituales.
  • La persona atenta se dirige luego también al mundo, tratando de contrarrestar la indiferencia y la crueldad en él, y alegrándose de los tesoros de belleza que también existen y que deben ser custodiados.
  • Se trata de tener una mirada de comprensión para reconocer tanto las miserias y las pobrezas de los individuos y de la sociedad, como para reconocer la riqueza escondida en las pequeñas cosas de cada día, precisamente allí donde el Señor nos ha colocado”.
  • La persona vigilante es aquella que acoge la invitación a velar, es decir, a no dejarse abrumar por el sueño del desánimo, la falta de esperanza, la decepción; y al mismo tiempo rechaza la solicitud de las tantas vanidades de las que desborda el mundo y detrás de las cuales, a veces, se sacrifican tiempo y serenidad personal y familiar.
  • Es la experiencia dolorosa del pueblo de Israel, narrada por el profeta Isaías: Dios parecía haber dejado vagar su pueblo, lejos de sus caminos (cf. 63.17), pero esto era el resultado de la infidelidad del mismo pueblo (cf. 64,4b). También nosotros nos encontramos a menudo en esta situación de infidelidad a la llamada del Señor: Él nos muestra el camino bueno, el camino de la fe, el camino del amor, pero nosotros buscamos la felicidad en otra parte.
  • Ser atentos y vigilantes son los presupuestos para no seguir ‘vagando alejados de los caminos del Señor’, perdidos en nuestros pecados y nuestras infidelidades; estar atentos y ser vigilantes, son las condiciones para permitir a Dios irrumpir en nuestras vidas, para restituirle significado y valor con su presencia llena de bondad y de ternura.

Tras el rezo mariano, el Papa Francisco expresó su gratitud a quienes lo acompañaron con la oración durante su viaje apostólico a Myanmar y Bangladesh, recordando también al “pueblo de Honduras, que desde hace una semana está viviendo un momento de perplejidad política y de violencia, de dificultad”.

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