Jesús juzgará por el bien hecho al prójimo

Es probable que las personas –sean o no creyentes– alguna vez se hayan preguntado cómo será el final de su vida; y a este respecto, es digna de tomarse en cuenta la reflexión que hizo el Papa Francisco durante el rezo del Ángelus de este domingo, 26 de noviembre de 2017, precisamente en la Festividad de Cristo Rey del universo.

La lectura del Evangelio de este día –con la que la Iglesia concluye su Año Litúrgico– destaca las palabras de Jesús, que dice: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso» (Mt 25,31).

El Papa Francisco explica que estas palabras constituyen la introducción solemne al relato del “juicio universal”, donde la humanidad entera está convocada ante Jesús, que separará “unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras”.

Al final de los tiempos, Jesucristo se presentará “como Rey, pastor y juez”, que nos muestra los criterios de pertenencia al Reino de Dios, precisó Francisco.

¿Y con qué criterio juzgará Jesús a las personas?, se preguntarán algunos. Y aquí es donde hay que poner atención a la reflexión del Papa Francisco, cuando dice que: “el criterio decisivo de su juicio es el amor concreto por el prójimo que padece dificultades”.

En efecto, el Papa Francisco recordó que al final de nuestra vida seremos juzgados en el amor, es decir, en nuestro empeño concreto de amar y servir a Jesús en nuestros hermanos más pequeños y necesitados. “Ese mendigo, aquel necesitado que extiende la mano es Jesús; ese enfermo que debo visitar es Jesús; ese encarcelado es Jesús; ese hambriento es Jesús. Pensemos en esto”, invitó el Papa.

Siguiendo con la lectura del Evangelio según San Mateo, que nos presenta la visión grandiosa de Jesús (Mt 25, 31-46), el Papa Francisco recuerda que a los que Jesús pone a su derecha, les dice: “Vengan, benditos de mi Padre, reciban en herencia el Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo”, porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, fui extranjero y me acogieron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, estuve en la cárcel y vinieron a verme.

El Papa Francisco señala que estas palabras de Jesús “no dejan de sorprendernos”, pero agrega que el mismo Jesús declara que todo lo que se le ha hecho a uno solo de los hermanos más pequeños, “me lo han hecho a mí”.

Y, por el contrario, la parábola del juicio universal presenta al Rey que aleja de sí a aquellos que durante su vida no se han preocupado de las necesidades de los hermanos. También en este caso ellos se quedarán sorprendidos y preguntarán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?» (v. 44). A los que el Rey responderá: «Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo» (v. 45).

El Papa Francisco terminó su reflexión orando por que la Virgen María “nos ayude a encontrar a Jesús en su Palabra y en la Eucaristía, así como en los hermanos y hermanas que padecen hambre, enfermedades, opresiones e injusticias”.

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