Necesaria la presencia de los católicos en la política: Francisco

Este lunes, 4 de marzo de 2019, el Papa Francisco dirigió un mensaje a los miembros de la Academia de Líderes Católicos reunidos en Roma, a quienes les recordó que “la política no es el mero arte de administrar el poder… Es una vocación de servicio… para la generación del bien común”.

Ahi, el Papa señaló los puntos clave que definen la identidad del católico en la política.

En primer lugar, dijo, la vocación política del cristiano nace en la comunidad, cuyo primer signo es la amistad entre los miembros. En este sentido, precisó, “ser católico comprometido en la política no significa ser un recluta de algún grupo, organización o partido, sino vivir dentro de una amistad, dentro de una comunidad”.

Y este hecho se convierte en condición necesaria para la acción política del católico. Y es que, explicó el Papa, “si tú, al formarte en la Doctrina social de la Iglesia, no descubres la necesidad en tu corazón de pertenecer a una comunidad… en la que puedas vivir la experiencia de ser amado por Dios, puedes correr el riesgo de lanzarte un poco a solas a los desafíos del poder, de las estrategias, de la acción, y terminar en el mejor de los casos con un buen puesto político, pero solo, triste y manipulado”.

El objetivo de la política es la construcción del bien común

El Papa Francisco destacó que Jesucristo aporta una mirada nueva de la realidad, en la que lo central es la “construcción del bien común”.

El Santo Padre habla sobre la dimensión política de la vida del cristiano, y cita a San Óscar Romero: “El cristiano verdadero debe preferir su fe y demostrar que su lucha por la justicia es por la justicia del Reino de Dios, y no otra justicia”.

Estas palabras, afirma el Papa, “las pronunciaba Romero para que los fieles laicos fueran libres y no esclavos, para que reencontraran las razones por las que vale la pena hacer política, pero desde el evangelio, superando las ideologías”.

El Santo Padre enfatizó que “la política es una vocación de servicio… Sólo concibiendo así la política, ésta colabora a que el pueblo se torne protagonista de su historia y evita que las así llamadas ‘clases dirigentes’ crean que ellas son quienes pueden dirimirlo todo”.

Observa el Papa un cambio de época en América Latina

Para el Papa, hay tres sectores emblemáticos que muestran un cambio de época en América Latina y que potenciarían construir un proyecto de futuro: “las mujeres, los jóvenes y los más pobres”.

El Obispo de Roma explicó que las mujeres son significativas porque aportan esperanza: “la esperanza en Latinoamérica tiene un rostro femenino”. Los jóvenes, “porque en ellos habita la inconformidad y rebeldía que son necesarias para promover cambios verdaderos”. Los pobres y marginados, pues en ellos la Iglesia encarna su opción preferencial.

Para el Papa, las  mujeres, los jóvenes y los marginados “son protagonistas del cambio de época y sujetos de esperanza verdadera. Su presencia, sus alegrías y, en especial, su sufrimiento, son una fuerte llamada de atención para quienes son responsables de la vida pública. En la respuesta a sus necesidades y demandas se juega en buena medida la verdadera construcción del bien común. Son un lugar de verificación de la autenticidad del compromiso católico en la política”.

El Papa invitó a mirar la política más allá de los discursos; por eso, mirar a las mujeres, los jóvenes y los marginados, en lo concreto, es mirarlos «como sujetos de cambio y no como meros objetos de asistencia».

Necesaria la presencia de católicos en la política

El Papa clamó por una nueva presencia de los católicos en la vida política. No se trata de presentar nuevos rostros,sino de presentar nuevas alternativas, que den voz a sectores de movimientos populares y que “expresen sus luchas auténticas”.

El Papa subrayó que “hacer política inspirada en el evangelio desde el pueblo en movimiento puede convertirse en una manera potente de sanear nuestras frágiles democracias y de abrir el espacio para reinventar nuevas instancias representativas de origen popular”.

Francisco precisó que “una misma fe cristiana puede conducir a compromisos diferentes». Por eso, invitó a los católicos a que vivan su fe con gran libertad, sin creer jamás que existe una única forma de compromiso político para los católicos.

Terminó su discurso, recordando la figura de San Juan Diego y de la Virgen de Guadalupe: “Encomendémonos a su intercesión para que cuando las fuerzas nos falten al luchar por nuestro pueblo, recordemos que es precisamente en la debilidad que la fortaleza de Dios puede hacer su mejor trabajo”.
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