¿Durante cuánto tiempo sostendrá a los fabricantes de automóviles la deuda barata?
Ryan McMaken
«Cortesía de la Biblioteca Ludwig von Mises»
Esta semana, el Departamento de Comercio informaba que el gasto de consumo está repuntando, gracias en parte a las mayores ventas de automóviles en seis meses.
Eso es reconfortante para el sector automovilista, pero la tendencia a largo plazo apunta a un periodo de estancamiento.
En años recientes, se ha especulado mucho acerca de si los estadounidenses han acabado o no su romance con los automóviles. Se nos dice a menudo que a los consumidores más jóvenes (es decir, los millenials) no les gustan los coches y todos se mudarán a Manhattan y tomarán el Metro o irán en coches de Uber en todos los demás sitios a los que quieran ir.
Sin embargo, no está claro si podemos culpar o no al hispterismo milenial del declive de las ventas de autos. Después de todo, con los baby boomers llegando a sus 70, más estadounidenses se enfrentan a una menor renta salarial y a una necesidad de planificar una mayor jubilación. Hay menos que estén comprando un automóvil “extra” para usarlo los fines de semana.
Al mismo tiempo, los millenials están retrasando el matrimonio y la familia, lo que significa que tenemos menos necesidad de coches de tamaño familiar. Cuando no tienes hijos y vives en la ciudad, es bastante fácil arreglártelas sin coche. Tomar el autobús o andar una milla para hacer recados no importa mucho. Por otro lado, cuando llevas una pareja de niños a remolque, ir a la tienda de alimentación bajo la lluvia parece mucho menos soportable. Así que incluso los millenials que quieren coches (que siguen siendo muchos) no necesitan los automóviles en la forma que los necesita la gente con familia.
También las rentas son un problema. Hay evidencias de que las rentas medianas en buena parte se han mantenido estancadas desde 2001, sólo sobrepasando los máximos anteriores a la crisis en los últimos dos-tres años. Esto sugiere que muchos estadounidenses sencillamente tienen menos dinero para gastar en automóviles.
Fijándonos (más arriba) en los totales del Departamento de Comercio de ventas de autos de todos los vendedores de automóviles (incluyendo tanto coches nuevos como usados), descubrimos que las ventas totales alcanzaron los 77,600 millones de dólares en enero de 2018. Comparado con todos los demás totales de enero, es un récord histórico, más alto incluso que el antiguo máximo de 57,000 millones alcanzado en 2007.
Pero si nos ajustamos a la inflación usando el IPC oficial, descubrimos que las ventas totales de autos sólo este año han sobrepasado el antiguo máximo de enero de 2000 de 75,600 millones de dólares, alcanzado hace 18 años.
Desde la perspectiva del sector automovilístico, ésa no es precisamente una razón para hacer fiesta. Además, si tomamos esas mismas cifras y las ajustamos al crecimiento de la población, descubrimos que el gasto en autos por cabeza sigue estando por debajo de donde estaba en 2000.
El dinero barato, al rescate
Por suerte para los fabricantes de automóviles, los prestamistas todavía pueden ofrecer dinero barato para atraer a posibles compradores con un financiamiento barato… y los vendedores de autos han estado usando préstamos baratos para exprimir las ventas durante años. Sin embargo, Gabrielle Coppola, en Bloomberg ha señalado este mes que la época de los préstamos de automóvil al 0% puede estar llegando a su fin (al menos por ahora).
Los costos ultrabaratos de tomar prestado han permitido a los vendedores impulsar compras de autos cada vez mayores con sólo decir a los compradores que las “financien”. Esto ha estado pasando muchos antes de la época actual del “estímulo” posterior a la crisis financiera, pero la flexibilización cuantitativa de la Fed después de 2008 ayudó a prolongar la época de la deuda barata para el auto mucho más tiempo del que cabía esperar.
Si no fuera por esto, probablemente veríamos que los totales de ventas de autos son mucho peores de los que hemos visto.
Pero incluso con toda esta ayuda del banco central, si nos fijamos en los totales por cabeza ajustados a la inflación para préstamos de automóvil, descubrimos que las cosas no han vuelto todavía a los niveles máximos previos. [1]
Por supuesto, en términos generales esto podría ser una buena noticia y podría indicar que menos consumidores ven la propiedad de un automóvil como algo que justifica más deuda.
Pero una gran cantidad de consumidores deciden endeudarse de todas formas. Pero incluso en esto hay malas noticias para el sector: hay más consumidores dejando de pagar sus cuotas. Durante el cuarto trimestre de 2017, la morosidad en los préstamos de automóviles llegó al 4.05%. Esto indudablemente no supera el nivel máximo de 2010 del 5.25%, pero es la mayor tasa de morosidad que hemos visto desde el cuarto trimestre de 2012, el máximo en cinco años.[2]
El auge de la camioneta de lujo y otros excesos
Incluso aunque los niveles totales de deuda por cabeza no hayan alcanzado los que vimos durante los días felices de la última burbuja, hay muchas evidencias de que muchos compradores de autos están encantados de vivir a lo grande.
Como informaba el año pasado AP, hemos entrado en la época de la camioneta de $80,000:
La F-Series Super Duty Limited, una camioneta de lujo con un precio de partida de $80,835, tiene asientos personalizables de cuero en dos tonos, volante con calefacción envuelto en cuero cosido a mano y características de alta tecnología, como un sistema de cámara de 360º que guía a los conductores cuando acoplan un remolque.
Un F-450 completamente equipado (la versión más grande del Super Duty) llegaría a los $94,455. Es capaz de arrastrar un avión de combate F-35 de la Fuerza Aérea, pero también tiene asientos de masaje.
Aunque una camioneta de $90,000 puede estar fuera del alcance para muchos, el mercado de camionetas en general está asistiendo a un gran crecimiento en los precios.
La tendencia hacia el lujo ha ayudado a que las camionetas superen al sector en términos de los precios que reclaman. Hasta ahora este año, el vehículo medio se vende por $34,671, un 38% más con respecto a 2005. El precio medio de una camioneta grande ha aumentado un 54% en ese mismo periodo, hasta $46,844.
(En comparación, el IPC aumentó un 26% durante ese mismo periodo).
Aunque algunos grupos de compradores puedan cuidar de sus carteras, hay muchos otros dispuestos a gastar.
Esto queda más claro cuando empezamos a ver la falta de popularidad de los nuevos coches de la gama baja.
Teóricamente, es posible comprar un coche nuevo por menos de $13,000. Pero, como explican los vendedores, nadie quiere realmente comprar esos coches. USA Today informa:
Los fabricantes de automóviles dicen que la llamada “tasa de absorción” para la versión de precio más bajo de cualquier modelo va del 2% al 5%.
Usando la nueva versión del [Nissan] Versa como ejemplo, el modelo de precio más bajo tiene transmisión manual. Pocos pueden conducir hoy en día con palanca de cambios o están dispuestos a hacerlo. Subir al cambio automático convencional de cuatro marchas supone gastar mil dólares más.
Además de ser difíciles de encontrar, los coches básicos sencillamente no son tan deseables, incluso para aquellos que juran que “sólo quieren transporte básico”. A menudo “básico” significa sin aire acondicionado, ventanillas automáticas ni radio.
Ventanillas automáticas suena como un lujo hasta que te imaginas a ti mismo estando en el asiento del conductor y tumbándote en el coche para cerrar a mano la ventana del lado del pasajero.
En otras palabras, “transporte básico” en realidad significa un coche cómodo y bien equipado, lo que no está exactamente haciendo bajar los precios de los automóviles.
Y con la resurrección de los préstamos subprime de automóviles en años recientes, sigue habiendo muchas maneras de que los potenciales compradores de autos puedan conseguir uno nuevo sin tener que conformarse con algo que no ofrezca todas las comodidades.
Sin embargo, incluso con préstamos subprime, los préstamos de automóvil para personas con bajas puntuaciones de crédito son menos abundantes que nunca. No está claro si esto se debe a precauciones por parte de los compradores o de los prestamistas.[3]
En todo caso, sí parece que mucho de lo que está manteniendo a flote el sector es una demanda sorprendentemente fuerte de camionetas de lujo y otros vehículos que incluyen opciones caras.
Esta aversión a los automóviles verdaderamente “básicos” podría explicar por qué la tasa de ahorro personal cayó a un mínimo en diez años en enero de este año. También nos ayuda a ver por qué el patrimonio familiar neto en Estados Unidos sigue sin haberse recuperado desde la última recesión.
Parece que muchos compradores de coches siguen siendo bastante optimistas acerca de cuánta deuda serán capaces de soportar. Veremos cuánto más dura ese optimismo.
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El artículo original se encuentra aquí.
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[1] Ver el informe de la Fed de Nueva York sobre deuda familiar. Datos en la página 8: https://www.newyorkfed.org/microeconomics/hhdc/background.html.
[2] Ibíd. Datos de la página 12.
[3] El informe sobre la deuda familiar de la Fed de Nueva York desglosa los préstamos de automóvil por puntuaciones de crédito y los préstamos para puntuaciones bajas resultan ser significativamente menos fuertes que los préstamos en general.