Individualismo verdadero vs. Individualismo falso
“Cogito ergo sum” o lo que es igual: «Pienso luego existo».
La frase más famosa de René Descartes nos induce a reflexionar sobre el individualismo y sus convicciones y consecuencias.
Aquellos que niegan que la humanidad se ha remontado hasta este nuevo siglo logrando el mayor desarrollo tecnológico y científico jamás visto gracias a la cultura del individualismo y las virtudes de ser , saber y hacer de los individuos, no saben que lo que están negando es la genuina esencia del Yo que ha promovido ese desarrollo.
Por otra parte, los que enarbolan falsamente el bienestar común y la pluralidad parecen que desconocieran la fuerza y el valor de los individuos y los quisieran cobijar bajo el manto común que nos conduce sin remedio a la mediocridad y el conformismo.
Los que difunden la idea de que el individualismo es egoísta y perverso, en el fondo saben que, en realidad, ellos son los más grandes egoístas y que al mismo tiempo los hechos los contradicen, al pretender ser sólo ellos los que marquen la dirección a un grupo social, sea una colonia, un pueblo o una nación.
En el fondo, estos sujetos son individualistas, pero que hablan en plural y piensan sólo en ellos; pero son falsos individualistas porque, si fueran auténticos, favorecerían la diversidad de opinión y la adquisición de competencias, en vez de pretender corporativizar a la ciudadanía y las organizaciones intermedias y buscar la aceptación popular en automático.
¿Quién sino un falso individualista se da «baños de pueblo» y abandera propuestas de bienestar social y de desarrollo? ¿Quién sino un falso encantador de multitudes busca sólo imponer su opinión sobre toda una Nación?.
El falso individualismo siempre se cobija con «piel de oveja» en busca de sus propios intereses personales, sin pensar en el desarrollo auténtico de los demás y su condición de seres libres.
Friedrich A. von Hayek distinguió entre el verdadero y el falso individualismo.
Es como el caso del típico «misógino», que lo único que quiere en verdad es que todo gire a su alrededor, sin buscar el crecimiento de las personas que lo rodean. Él sólo quiere que todo fluya para él; y si los demás se quedan rezagados y disminuyen sus capacidades, no importa en lo más mínimo. Lo único relevante para él es que sabe cuál es la dirección correcta y sabe de su poder para dirigir a las mayorías hacia ese punto, su punto, su misión y consagración como pastor de ovejas; y al mismo tiempo, como visionario de causas ajenas, que al final de cuentas son sus causas, sus únicas y exclusivas causas, de falso individualista.
Así pues la frase de Descartes es un disparate total, debió haber sido «Pensamos, luego existimos y todos juntos somos uno, y el que no esté de acuerdo, no existe o no debería de existir.
«Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio», dijera un cantor catalán.
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Francisco Guzmán